La economía creció 4.3% en el primer semestre del 2022, como resultado del consumo privado y de la formación bruta de capital fijo (inversión), mayores volúmenes de exportaciones, y por el lado de actividades económicas (en el primer semestre) de los 17 sectores solo minas y canteras tuvo un crecimiento negativo.
En el segundo semestre del año, el dinamismo productivo se mantuvo, explicado por el desempeño de los principales indicadores, como el Índice Mensual de la Actividad Económica (Imae), el crédito bancario al sector privado, el ingreso de divisas por remesas familiares y el aumento del comercio exterior (exportaciones e importaciones).
El crecimiento alcanzado este año (4%), también se explica por la mejora del consumo privado y el aumento de la inversión, si se considera que la economía habría generado Q568 mil 578.8 millones (PIB real) y Q733 mil 844.8 millones (PIB nominal) en este ejercicio, que hace un 4% de crecimiento del real y 10.3% de nominal.
En todo caso, la producción nacional creció arriba de su potencial que es de 3.5%, y si la economía se llegara a desacelerarse en 2023, de igual manera se quedaría en ese 3.5%, afirmó el presidente de la banca central, Álvaro González Ricci.
Actividad sectorial
Al desglosar el desempeño de las 17 actividades productivas clasificadas por el Banguat, 16 cerrarán en positivo y solo minas y canteras cerrará en -4.6%, aunque solo tiene un peso en la estructura de la economía de 0.7%.
En tanto que alojamiento y servicios de comida (que durante la pandemia fue uno de los sectores más perjudicados) crecerá en 15.2%; seguido de actividades financieras y de seguros con 8.6%; transporte y almacenamiento con 7.9%; construcción 6.8%; y actividades de servicios administrativos con 6.7%, que son los más altos.
Las actividades inmobiliarias, 4.9%; suministro de electricidad y agua, 4.6%; actividades profesionales, científicas y técnicas, 4.3%; comercio y reparación de vehículos, 3.7%; e industrias manufactureras, 3.6%.
PIB por el lado del gasto
Por otro lado, el informe de evaluación también destaca que la demanda interna registró un incremento de 2.9%, estimulada por el aumento del consumo privado, asociado al crecimiento del empleo formal, de los sueldos y salarios, remesas familiares, y al dinamismo del crédito bancario al sector privado.
La inversión crecería 1.6%, debido al aumento de la construcción de edificaciones privadas, como residenciales y no residenciales, así como de obras públicas.
Y sobre la demanda externa, las exportaciones de bienes y servicios aumentarían 5.5% en términos reales, explicado por el incremento del volumen exportado de azúcar, banano, gas y aceites comestibles, frutas frescas, secas o congeladas; una mayor prestación de servicios de centros de llamadas, manufactura de prendas de vestir, así como actividades relacionadas con el turismo.
Otros indicadores de cierre son el flujo de inversión extranjera directa (IED) que estaría alcanzando US$1 mil 400 millones; el déficit fiscal, entre 1.6% y 1.7% del PIB; una carga tributaria del 12% y la deuda con relación al PIB se ubicaría en 30.4%.
El ingreso de divisas por remesas familiares estaría cerrando en US$18 mil 50 millones (unos Q138 mil 985 millones) con un crecimiento del 18% con relación al 2021, que estaría explicado por el comportamiento del mercado laboral en Estados Unidos y mejores salarios; un nivel de exportaciones de US$15 mil 800 millones con crecimiento del 16% e importaciones por US$32 mil 460 millones, 22% más que en el año anterior.
Efecto del conflicto
A pesar de la perspectiva positiva indicada nivel general, uno de los indicadores críticos es la inflación, que estaría cerrando sobre la meta planteada de 4 más/menos 1% (3 a 5%) y la proyección es de 9.5% al concluir este ejercicio fiscal.
Álvaro González Ricci, presidente del Banco de Guatemala (Banguat) y JM, explicó que parte de ese comportamiento se debe al conflicto internacional entre Rusia y Ucrania, que encareció los precios de los derivados del petróleo, (diésel, gasolinas y gas licuado de petróleo), así como maíz, trigo y fertilizantes a escala global.
“Lograr este 4% de crecimiento del PIB, a pesar del conflicto internacional y lo que está sucediendo en el mundo, se puede decir que es sumamente bueno”, afirmó el funcionario.
El efecto de la transmisión para la economía guatemalteca de esa situación se vio reflejada en la inflación, con incrementos nunca vistos en los precios de las gasolinas y el diésel, y para lo cual se trabajó una política de subsidios. “El conflicto afectó más por el lado la inflación que por el lado del crecimiento económico”, agregó.
No obstante, afirmó que “la perspectiva es que la inflación se mantenga en diciembre, en enero y febrero estará alta; y la baja más importante se observará a partir de marzo.
En 2022 hubo seis variaciones intermensuales cercanas al 1% que históricamente es alto y para 2023 se esperaría una caída en el ritmo inflacionario”.
Desde septiembre de este año, el ritmo inflacionario se mantiene por encima del 9% y en octubre alcanzó 9.70% cercano al doble digito. En noviembre fue de 9.17%.