Entrevistados después del festival, ambos ganadores manifestaron que su objetivo para los próximos meses será prepararse para las exigentes competencias internacionales, con el fin de buscar nuevos títulos mundiales para Guatemala.
González, que en el 2010 ganó la competencia mundial en Londres, Inglaterra, afirmó que en los concursos internacionales Guatemala se enfrenta a países que poseen cafés de gran calidad, pero el aromático guatemalteco también tiene sus particularidades de buena clase.
“Mi meta este año es ganar de nuevo la competencia mundial y que Guatemala sea el primer país bicampeón en esta especialidad”, afirmó el campeón nacional.
El experto aseguró que, aunque parece sencillo, en competencias internacionales cada participante tiene ante sí tres tazas de café en las que se debe identificar a la que tiene una variación, y se debe poner en juego toda la experiencia sobre las cualidades del grano.
“El momento más duro es escoger y seleccionar la taza que es diferente, porque en la mesa uno tiene una línea dibujada sobre la superficie de la taza, y cuando el catador empuja su elección, ya no hay posibilidad de retroceder”. Al final, el ganador es quien emplea menos tiempo.
De la Peña recordó que durante la competencia cada segundo cuenta, pues además de estar atento al orden y pulcritud de los instrumentos y equipos que se emplean, se debe mostrar carisma ante el público que usualmente llega a observar y aclamar a sus preferidos.
Este año, su propósito es mejorar el papel que jugó durante la competencia mundial del 2015.
“Ser barista es la última mano de un gran número de personas que están detrás de un grano de café y por ello se tiene la responsabilidad de sacar el mejor sabor”, afirmó De la Peña, quien el año pasado ganó el certamen nacional.