Más de 1 mil 130 personas murieron y unas 2 mil 500 resultaron heridas en el derrumbe del complejo de nueve plantas situado en las afueras de Dacca que albergaba el Rana Plaza, ocurrido el 24 de abril de 2013.
Tras el derrumbe, el gobierno, firmas extranjeras, organismos internacionales y propietarios se apresuraron a ofrecer una respuesta con subidas de salarios mínimos y se enmendó la ley laboral, además de crear tres planes de supervisión de fábricas y de lanzar el fondo de compensación.
“Este es un hito, pero todavía tenemos trabajo importante entre manos”, señaló en otro comunicado Guy Ryder, director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ente supervisor el Comité.
“Tenemos que trabajar juntos para que los accidentes sean prevenidos en el futuro y para que se establezca un robusto sistema de indemnización por accidentes laborales”, subrayó Ryder.
El fondo de compensación había recibido varias aportaciones en los días previos al segundo aniversario del siniestro, pero se quedó entonces a unos tres millones de lo fijado.
Entre los donantes al fondo, que no exige obligatoriedad ni que el nombre y cuantía sean hechos públicos, figuran muchas de las grandes multinacionales del textil que producían en los talleres del edificio.
El derrumbe sucedió cinco meses después de un incendio con un centenar de fallecidos en la fábrica Tazreen Fashion, también cerca de la capital, y puso en un primer plano las lagunas del sector más boyante de Bangladesh, que en el curso fiscal 2013-14 generó US$24 mil 500 millones en exportaciones, el 81 % del total.
Tras el derrumbe, el gobierno, firmas extranjeras, organismos internacionales y propietarios se apresuraron a ofrecer una respuesta con subidas de salarios mínimos y se enmendó la ley laboral, además de crear tres planes de supervisión de fábricas y de lanzar el fondo de compensación.