Eddy Carpio, director del departamento de Análisis Macroeconómico y Pronósticos del Banco de Guatemala (Banguat) refirió que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el 2020 la inflación mundial cerró en 2.7%, para el 2021 ha proyectado que suba al 3.7% y en el 2022 bajaría de nuevo, pero a 3.1%.
En tanto en Estados Unidos, junio cerró en 5.39%, una de las cifras más altas, y se prevé que para diciembre en se sitúe en 3.4%, mientras que para diciembre del 2022 se prevé que esté en 2.1%. Según Carpio las autoridades estadounidenses han explicado que tendrá ese comportamiento porque consideran que el impacto actual es un fenómeno transitorio por choques de oferta y estaría regresando de manera natural a niveles prepandemia.
Aunque para el 2023 podría subir de nuevo luego de esa estabilización que se logre de los tres años en mención.
Con la coyuntura de la pandemia del coronavirus pandemia y con los procesos recuperación y estímulos sin precedentes que han impulsado los países más desarrollados a nivel mundial, se espera que se dé un proceso de recuperación económica, pero la inflación va a retornar a los niveles de la pandemia posteriormente.
La inflación en Estados Unidos alcanzó la tasa más alta en más de una década, pero el banco central continuará con su política de estímulos hasta que la economía se haya recuperado por completo de la recesión, afirmó el miércoles el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, según agencias internacionales.
Reconoció que la inflación seguirá siendo “elevada” en los próximos meses, pero dijo que disminuirá una vez que se resuelvan los “cuellos de botella” del aprovisionamiento de materiales y otros problemas temporales.
Powell y otros funcionarios de la Fed sostienen que la inflación ha sido impulsada principalmente por problemas temporales relacionados con las dificultades de reabrir la economía luego de los cierres de comercios provocados por la pandemia. El banco central estadounidense se ha comprometido a mantener el estímulo hasta que la inflación se ubique por encima de la meta del 2% por cierto tiempo y el mercado laboral se haya recuperado.
Guatemala
En el caso de Guatemala, mencionó viene de una inflación de 6.4% en febrero, que luego empezó a bajar. A junio se situó en 3.91 del cual 3.16 es inflación importada por precios de los commodities pero principalmente por los combustibles, y solo 0.75 es nacional. Para diciembre de este año se prevé que cierre en 4.5% y para diciembre del 2022 en 4%.
Además, las expectativas de inflación del panel de analistas privados continúan anticipando que inflación va a estar cerca de la meta, y consideran que esos choques son temporales y se continuaran desvaneciendo en los meses siguientes, añadió.
Refirió que el incremento reciente de la inflación mundial obedece en gran parte a choques de oferta por el aumento de los precios de las materias primas y de los costos de transporte.
Sin embargo, indicó que se tiene que hacer diferenciación entre la inflación de de corto plazo y la de largo plazo.
En la crisis del 2008 y 2009 se creía que con la inyección de masa monetaria que se generaría un proceso inflacionario de largo plazos sin embargo se observó que ese estimulo sirvió para generar un proceso de recuperación economía que dentro de esta fase no generaba presiones inflacionarias porque la actividad económica se encontraba por debajo de su nivel potencial, y una vez alcanzó su recuperación se observó una tendencia a estabilizarse, incluso a niveles inferiores que se veían antes de esa crisis.
Recordar este comportamiento ayuda a entender que tanta presión en el lado monetario se estaba ejerciendo y no hubo un efecto inflacionario relevante.
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Por su parte Paulo de León, analista de Cabi, expuso que descarta que se trate de un shock de demanda global porque no se está viviendo un boom económico como el del antes del 2008 época en que se veía una economía muy pujante. Comenta que no se ve más inversión de las empresas para ampliar su producción porque saben que es una demanda temporal.
A su criterio se trata más de una inflación derivada de la inyección monetaria que calificó de desproporcionada que los países han lanzado para enfrentar la pandemia. De León lo define más como un shock de oferta, particularmente en el tema de transporte donde hay cuellos de botella para la entrega de productos debido al aumento drástico de demanda después de las fuertes caídas de consumo en los primeros meses de la pandemia. Refirió que se visualiza estanflación, ya que después del aumento de demanda por la inyección con los programas de estímulo como los de Estados Unidos, empezará a caer la demanda.
Respecto a los impactos al sector exportador, de León mencionó que los precios de los commodities seguirán muestran alzas pronunciadas de igual forma que los fletes. Aunque puedan bajar, al disminuir la demanda no descarta que sigan altos por ciclos económicos como ya sucedió del 2002 al 2009, o años posteriores.
Impacto al sector productor y exportador
Mencionó de ejemplo que un aumento de entre 20% y 30% de insumos de producción puede generar un incremento del 10% en el costo de un producto si el costo de esos insumos representa en ese bien entre el 30% y 40%. Además, se tienen otros riesgos de más aumentos en fletes, aumentos de salarios mínimos y otros.
A su criterio los aumentos tendrán que ser trasladados por los productores y exportadores al consumidor final ya que la otra opción es perder margen de utilidades pero esta última no la recomienda porque no es sostenible.
Recordó además que algunos precios de commodities de exportación está subiendo en el mundo y eso podría compensar el aumento de costos.
Respecto a la inflación considera que podría bajar pero no al 2% mencionado por las autoridades de Estados Unidos porque ya existe cambios relativos en los precios con implicaciones económicas a más largo plazo y podrían seguir altos.
Referente a Guatemala, de León mencionó que no considera que el Banguat apriete para la reducción de la inflación considerando que en mayor parte ese indicador no está siendo afectado por impacto locales.
Cambios de precios
El precio de los commodities subió en promedio en 40% en relación a la prepandemia, refirió el analista de Cabi. A su criterio este efecto ni es temporal sino de más relacionado al cambio de expectativas para el 2022. Hay expectativa que los precios vayan para abajo (de los actuales) pero más para arriba en el largo plazo que los de la prepandemia, agregó.
Este comportamiento puede generar mayor ingreso de divisas por exportación pero el problema que se observa es que muchos de los productos que suben son insumos para lo que el sector produce y se ha disparado de una forma muy fuerte los precios, comentó de León.
- En relación a la época preovid-19 la madera subió 400%, aunque ya bajó aún esta 200% arriba. El hierro está 90% más alto, el maíz estuvo en 93% más alto pero ahora si sitúa en alrededor a 75% arriba.
- Aparte, el cobre subió 88%, la soya 84%, el cerdo 82%, otros granos, 65% y el gas natural 61%.
- Según el Banguat el petróleo ha subido 40% desde finales del año pasado a la fecha.
“Si (los costos) hubieran aumentado solo 10% o 15% se podría absorber con eficiencia o productividad, pero al aumentar alrededor del 40% en promedio es imposible que la productividad y eficiencia se pueda asumir ese margen” dijo de León agregando que “sacrificar el margen no es una cosas sostenible en el largo plazo, puede ser estratégicamente en el actual o mediano plazo por ganar mercado, pero no a largo plazo”, agregó.
Los analistas expusieron sus puntos de vista en la conferencia organizada por Agexport acerca del incremento mundial de precios de las materias primas.