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Cómo entender el presupuesto 2025 de Guatemala y en qué le afecta al ciudadano

El presupuesto 2025, de Q148 mil 526 millones, prioriza salud, educación e infraestructura, pero expertos advierten sobre el déficit fiscal, el creciente endeudamiento público y algunas prácticas no recomendadas.

una persona haciendo revisión financiera

El presupuesto de ingresos y egresos de Guatemala para el año 2025 asciende a Q148,526.0 millones. Sin embargo, para muchos analistas, la principal preocupación radica en la alta proporción destinada a gastos corrientes. (Foto, Prensa Libre: Freepik)

El Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado para el Ejercicio Fiscal 2025, aprobado por el Congreso mediante el Decreto 36-2024, asciende a Q148 mil 526 millones 047 mil 690. Este, según lo justifica el Ministerio de Finanzas Públicas (Minfin)  prioriza sectores clave como infraestructura, educación, seguridad y salud, con el objetivo de atender las necesidades más apremiantes del país. 

El documento Proyecto de Presupuesto para el Ciudadano 2025 establece cómo se distribuirán los recursos públicos durante el próximo año, reflejando las prioridades del Estado. Sin embargo, también plantea importantes desafíos, especialmente en términos de sostenibilidad fiscal y el creciente endeudamiento que afecta a los ciudadanos. 

De acuerdo con ese documento el déficit fiscal proyectado para 2025 será del 3.1% del PIB, el tercero más alto en los últimos siete años. Este aumento se justifica, según las autoridades, por la incorporación de proyectos estratégicos que buscan reactivar la economía y mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos. 

En los últimos años, Guatemala ha enfrentado dificultades para equilibrar ingresos y egresos, especialmente durante la pandemia de covid-19, que profundizó los retos fiscales.

Aunque las iniciativas del gobierno de turno son ambiciosas, expertos y miembros de diferentes sectores del país han manifestado preocupaciones sobre la capacidad del Estado para financiar este nivel de gasto.   

Esto debido a que el presupuesto para el presupuesto 2025 continúa con la tendencia al alza y esto impactará no solo la economía del país sino también el bienestar de cada guatemalteco, especialmente en áreas como impuestos, servicios públicos y oportunidades económicas. 

¿Cómo queda el presupuesto del 2025? 

De hecho, la aprobación del presupuesto en el Congreso no estuvo exenta de controversias, sin embargo, a pesar de las críticas 140 congresistas estuvieron de acuerdo.  

Según el Ministerio de Finanzas Públicas, los sectores que recibirán la mayor asignación de recursos en 2025 serán infraestructura vial, educación y salud. Este enfoque busca cerrar brechas históricas en servicios básicos y mejorar la calidad de vida de la población. 

El Presupuesto General de Egresos e Ingresos para el 2025 asciende a Q148 mil 526 millones 047 mil 690, marcando un incremento del 26.9% en comparación con el presupuesto vigente del 2024. Del monto total, el 39.8% se asignará a los Ministerios de Gobernación, Educación, Salud y Comunicaciones. Asimismo, se destinará el 34.8% a municipalidades, Consejos de Desarrollo (Cocodes) y otras entidades locales, mientras que el 13.4% será utilizado para el pago de la deuda pública. El 12% restante cubrirá las necesidades de las demás instituciones gubernamentales. 

Detalle la planificación de egresos de Guatemala para el año 2025
Detalle la planificación de egresos de Guatemala para el año 2025. (Foto, cortesía Minfin)

A pesar de este enfoque estratégico, el aumento en el gasto ha generado inquietudes sobre la capacidad del Estado para financiar sus compromisos sin incrementar el déficit fiscal. Este se proyecta en un 3.1 % del PIB para 2025, consolidándose como uno de los más altos de los últimos años. 

Lo ideal, en términos de Finanzas Públicas, sería que Guatemala lograra un equilibrio presupuestario, es decir, que los ingresos y los egresos fueran equivalentes. En este escenario, el déficit fiscal sería del 0.0 %, lo que garantizaría que el gobierno no necesite endeudarse para financiar sus operaciones o proyectos. 

Recomendación: gastos corrientes no deberían financiarse con deuda 

Jorge Lavarreda, analista asociado del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), explica que, según la regla de oro en política fiscal, el endeudamiento debe destinarse exclusivamente al gasto de inversión, es decir, proyectos que beneficien tanto a la generación presente como a la futura. 

Por ejemplo, financiar con deuda pública el pago a veteranos de guerra o la distribución de fertilizantes contravendría esta regla, ya que se trataría de gastos corrientes, no inversiones sostenibles. En cambio, construir una escuela que beneficie tanto a estudiantes actuales como futuros sí califica como una inversión. En resumen, endeudarse para cubrir gastos corrientes es considerado una mala práctica en la gestión pública

De acuerdo con el análisis realizado por el Cien, algunos gastos que no deberían cubrirse con deuda pública incluyen: 

  • Compra de productos farmacéuticos. 
  • Adquisición de suministros de laboratorio. 
  • Bonos de ayuda a adultos mayores. 
  • Transferencias monetarias realizadas por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides). 
  • Reparación y mantenimiento de escuelas y edificios. 
  • Pago de becas. 
  • Salarios y remuneraciones a empleados públicos. 
  • Compra de combustibles y primas. 
  • Adquisición de fertilizantes. 

La verdadera preocupación: resultados para la población 

Para Lavarreda, el problema principal no radica en el monto aprobado del presupuesto, sino en la falta de claridad sobre los objetivos y resultados que se espera alcanzar con los recursos asignados. 

Por ejemplo, construir o remodelar escuelas es positivo, pero lo más importante es garantizar que esas acciones contribuyan a reducir la deserción escolar y a mejorar la calidad de la enseñanza. Según Lavarreda, sin una planificación clara orientada a resultados, el presupuesto pierde su propósito de generar un impacto real en la población. 

Ingresos tributarios, la mayor fuente de financiamiento 

De acuerdo con el Proyecto Presupuestario para el Ciudadano 2025, la mayor parte de los recursos para financiar el presupuesto provendrá de los impuestos denominados “Ingresos Tributarios”, los cuales se estiman en Q109.30 millones, lo que equivale al 73.6% de los ingresos totales del Estado. 

Dentro de estos ingresos, los principales aportes provienen del Impuesto al Valor Agregado (IVA), que representa el 47.2%, y del Impuesto Sobre la Renta (ISR), que contribuye con el 29%. Estas fuentes tributarias reflejan la importancia de una recaudación eficiente para sostener el gasto público y atender las prioridades establecidas en el presupuesto. 

Otra fuente de ingreso será la colocación de los Bonos del Tesoro, el Minfin recomendó la colocación de Q109 mil millones para este fin. En suma, el Minfin provee un ingreso anual de Q148 mil 526.0 millones

Detalle la planificación de ingresos para el año 2025. (Foto, cortesía Minfin)
Detalle la planificación de ingreso de Guatemala para el año 2025. (Foto, cortesía Minfin)

Déficit fiscal: definición y evolución en Guatemala 

El déficit fiscal, según lo determina el Ministerio de Finanzas Públicas (Minfin), es la diferencia negativa entre los ingresos y los egresos públicos durante un ejercicio fiscal, que abarca del 1 de enero al 31 de diciembre. En términos simples, el déficit ocurre cuando un gobierno gasta más de lo que recauda en el mismo período. 

Este indicador es clave para evaluar la salud financiera de un país, ya que su sostenibilidad depende de la capacidad de los ingresos futuros para cubrir el aumento de la deuda pública. Lo ideal, desde el enfoque de las finanzas públicas, sería que Guatemala alcanzara un equilibrio presupuestario, donde ingresos y egresos fueran equivalentes, resultando en un déficit del 0.0 %

Según los informes publicados en línea del Banguat y del Minfin esta es la evolución del déficit fiscal en Guatemala desde el año 2019: 

  • 2019: 2.2 %  
  • 2020: 5.9 %  
  • 2021: 5.4 % 
  • 2022: 2.2 % 
  • 2023: 1.3 % 
  • 2024: 2.4 % 
  • 2025: 3.1 % 

Implicaciones del déficit fiscal 

Un déficit moderado puede ser beneficioso en situaciones específicas, como durante una recesión, donde el gasto público impulsa la actividad económica. Sin embargo, déficits elevados y persistentes plantean riesgos significativos para la estabilidad económica, como el aumento de la deuda pública y la presión sobre los recursos fiscales futuros. 

Según analistas del Banco de Guatemala, el nivel de endeudamiento proyectado para 2025 permitiría mantener la sostenibilidad de la deuda pública, aunque reconocen que existen opiniones tanto a favor como en contra de esta estrategia. 

Por otro lado, expertos señalan que en otras ocasiones en las que Guatemala enfrentó altos niveles de endeudamiento, el país logró recuperarse gracias a medidas de ajuste económico y una mejora en la recaudación fiscal. 

Impacto en los guatemaltecos 

Según Jorge Lavarreda, Guatemala cuenta con los recursos necesarios para cubrir el presupuesto aprobado para 2025. Hablar de un impacto macroeconómico negativo, como un aumento significativo de la inflación, no sería pertinente en este caso, al menos a corto plazo.  Sin embargo, Lavarreda advierte que la repetición de un presupuesto elevado como este durante varios años podría generar efectos adversos en el mediano plazo. 

Sumando el presupuesto 2025 a las deudas heredadas de administraciones anteriores, Guatemala deberá cumplir con los pagos hasta el año 2054, con la mayor carga concentrada en 2042. Lavarreda también recuerda que en la administración pasada se había diseñado un portafolio de deuda con un tiempo de maduración hasta 2034

Sin embargo, este análisis no es posible replicarlo bajo la administración actual, ya que no se han publicado documentos clave como la política de endeudamiento a mediano plazo o el marco fiscal de mediano plazo. La ausencia de estas herramientas de planificación genera incertidumbre sobre cómo se administrará la deuda en el futuro, lo que podría afectar tanto la confianza de los mercados como la estabilidad económica del país. 

ESCRITO POR:

Glenda Burrión

Periodista de Prensa Libre especializada en economía con más de 7 años de experiencia como correctora de textos y creación de contenido digital.