Una de las claves para la gestión de la riqueza familiar reside precisamente en el modo de conceptualizarla.
Como consultor, he observado que la causa de muchos de los problemas que afectan a las familias empresarias se explica, entre otras causas, por centrarse en un único propósito: incrementar el capital económico-financiero de la familia, dejando al margen el desarrollo del capital intelectual y socio emocional.
Cultivar las capacidades sociales, emocionales e intelectuales de los miembros de la familia favorece directamente la sostenibilidad del capital económico, pero, sobre todo, se orienta a la búsqueda de la armonía entre el amor y el dinero, que en el largo plazo se traduce en empresas exitosas, familias funcionales —no perfectas—, e individuos felices.
La riqueza entonces de una familia empresaria se integra por su capital económico, más su capital social, emocional e intelectual.
Considerándolo así, el rol del family office se debe transformar en forma radical. Tradicionalmente se asocia al family office a la gestión, conservación y rendimiento de lo económico-financiero. Pero el family office se debe ocupar también de aquellas cuestiones relacionadas con la creación y desarrollo del capital social, emocional e intelectual.
A partir del momento en el que un hombre y una mujer constituyen una familia y fundan una empresa, se inicia un sistema de gobierno para la creación y protección de la riqueza familiar. Desde ese primer momento las decisiones se basan en los valores familiares que cohesionan el actuar de los fundadores. Con el paso de los años y el surgimiento de nuevas generaciones, el sistema de gobierno corporativo y familiar debe continuar siendo capaz de lograr estos objetivos de desarrollo integral, buscando preparar a la familia para gobernar y gestionar la riqueza familiar, y trasladarla fortalecida a la siguiente generación.
Lo social, emocional e intelectual engloba todos los aspectos relacionados con cada miembro de la familia: características, habilidades y talentos personales, su salud física y emocional, sus valores, su carácter, su actitud, relaciones interpersonales y formación, entre otros. La gestión de esta dimensión debe: a) Cuidar del bienestar físico y emocional de cada miembro de la familia, b) Lograr que cada familiar conozca el sistema de gobierno corporativo y su rol en el mismo, c) Desarrollar una mentalidad estratégica personal y empresarial, d) Interiorizar y desarrollar los valores familiares y empresariales, e) Desarrollar las capacidades intelectuales, f) Disponer de los sistemas de información y comunicación del gobierno corporativo, y g) Cohesionar a las distintas generaciones. Esto ayudará a que el legado pase exitosamente de una generación a otra.