Economía

Bono Familia: Resultados de encuesta arrojan un perfil sesgado de los beneficiarios, según analistas

El Reglamento del Bono Familia fue modificado en junio pasado y uno de los objetivos era la creación de un padrón de beneficiados, que incluyera a otras personas en situación vulnerable ante la crisis sanitaria del coronavirus.

El Mides indicó que de las personas que respondieron el formulario de priorización, al menos 1 millón 807 mil 961 (93%) se consideraron en pobreza. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

El Mides indicó que de las personas que respondieron el formulario de priorización, al menos 1 millón 807 mil 961 (93%) se consideraron en pobreza. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

El Ministerio de Desarrollo (Mides) publicó las modificaciones en el Diario de Centro América el 26 de junio y el objetivo principal era recabar la información para la conformación del padrón de beneficiados de acuerdo con las condiciones de inclusión y exclusión, así como mantener los controles y registros de los beneficiarios del subsidio.

Por lo anterior, lo que buscaba era incluir en los aportes a personas en pobreza, madres solteras u hogares monoparentales, adultos mayores, personas con discapacidad, personas con enfermedades crónicas o degenerativas, familias con niños o niñas en estados de desnutrición.

Para lograr ese objetivo la institución elaboró un “formulario de priorización” digital que debían llenar todas las personas que habían recibido el primer aporte de Q1 mil, a pesar que no era excluyente, al 25 de agosto la completaron 2 millones 424 mil 44 personas, esto equivale a un 91%, informó el departamento de Comunicación Social del Mides.

Las personas que no respondieron la encuesta fueron 256 mil 747, que equivale a un 9%, y el total de personas inscritas en el programa es de 2 millones 677 mil 791 (100%)

La mayoría se considera en pobreza

El Mides indicó que de las personas que respondieron el formulario de priorización, al menos 1 millón 807 mil 961 (93%) se consideraron en pobreza.

Otros de los hallazgos más importantes del estudio fueron que en 1 millón 353 mil 679 de los hogares hay al menos un adulto mayor (70%), luego 1 millón 226 mil 361 dijo que hay un enfermo crónico (63%), y 963 mil 938 son madres o padres solteros (50%).

El Mides afirmó que dentro de la población objetivo se prioriza el pago a los beneficiarios que estén dentro de los grupos de población y que los resultaron facilitan orientar los recursos de manera pronta a las personas que más lo necesitan.

Sin embargo, fue hasta esta semana que arrancó el segundo pago luego de tres meses que estuvo paralizado el programa porque según el Mides estaban esperando que las personas terminaran de completar el formulario.

Resultados no son verificables

Analistas coincidieron en que los resultados de la encuesta son no verificables al no contar con las bases mínimas que requiere el uso de esa herramienta técnica.

Luis Linares López, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies) refirió que si cada uno de los beneficiarios envío su respuesta no tiene calidad de verificación.

El analista de Asies enfatizó que la encuesta tiene que ser presencial para ser verificable, “es su principal característica, a la distancia cualquiera puede mentir o sesgar su respuesta a su favor”, afirmó.

Por esa razón la mayoría respondió que se encuentra en situación de pobreza con el objetivo de no perder el beneficio, pese a que el Mides siempre dijo que la encuesta no era excluyente.

“El problema es que el Mides debió hacer un filtro para verificar en dónde se ubicaban los contadores de bajo consumo de energía eléctrica, algunas personas que recibieron el beneficio están en residenciales, casas de playa, o bien oficinas gubernamentales que tienen bajo consumo. Lamentablemente no había otra forma porque si existiera una base de datos de programas sociales, no estarían en este aprieto”, comentó Linares.

Ricardo Rodríguez, economista de Central American Business Intelligence (CABI) también opinó que las personas habrán asociado que, si decían que no eran pobres, no les iban a desembolsar el segundo pago, entonces se comprende que todos digan que son pobres, por lo tanto, las respuestas tienen gran riesgo de estar sesgadas.

En esa línea coincidió también Jorge Benavides, investigador asociado de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), y explicó que en este tipo de encuestas, al no haber medios de verificación, la experiencia ha enseñado que las personas prefieren clasificarse a sí mismas como pobres, debido a que creen que si dicen que no lo son, puede que pierdan el beneficio.

Benavides agregó que el formulario tampoco da a conocer aspectos relacionados con el género, la etnia o la ubicación en el área rural o urbana, esos datos le darían mayor validez, pero al no ser presencial el levantamiento de los datos, puede generar sesgo en las respuestas de los consultados.

El Mides afirmó que dentro de la población objetivo se prioriza el pago a los beneficiarios que estén dentro de los grupos de población vulnerable. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Mides defiende padrón

Walter Gómez, encargado del departamento de Comunicación Social del Mides compartió que según los criterios técnicos de la institución el padrón de beneficiarios es preciso gracias al cruce de información con el Registro Nacional de las Personas (Renap), al de Nóminas de dependencias del Estado, el consumo de energía eléctrica y el cuestionario de priorización.

Los técnicos del Mides afirmaron que cada beneficiado está debidamente identificado con todos sus datos personales, de acuerdo al Renap, además de estar ubicado geográficamente según su lugar de residencia a partir del medidor de energía eléctrica registrado. Esta información está complementada por las características de priorización y los números de celular.

“Esto convierte al padrón del Bono Familia en el padrón más robusto con el que ha contado el país, registrando más de 2.6 millones de beneficiarios”, aseguraron autoridades del Mides.

Además, dijeron que el cuestionario de priorización no es una encuesta, porque no aplican críticas propias del diseño de un muestreo (ubicación rural o urbana, verificación física, entre otros aspectos), y aseguraron que los resultados son verificables a partir de la plataforma tecnológica.

El Mides defendió el procedimiento ya que a su criterio con el cruce de información y los filtros de exclusión ya aplicados es menos probable que se incluyan hogares de clase alta, “y de registrarse, serían raras las excepciones”.

“Considerando lo anterior, pasar del 61.6% de pobreza multidimensional a nivel nacional (datos a 2014) al 74.7% en el padrón del Bono Familia tiene sentido y no evidencia sesgo alguno”, enfatizaron los técnicos del Mides.

No ataca la desnutrición crónica

Benavides agregó que las cifras muestran una gran proporción de personas dependientes de quien desempeña un trabajo o es la fuente principal de ingresos para el hogar.

Uno de los tanques de pensamiento que ha criticado el enfoque del programa Bono Familia es el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), incluso señalaron, que previo a poner en práctica cualquier programa lo importante era tener bien identificados a los beneficiarios y de ser posible medir los efectos positivos sobre ellos, así como el plazo de asistencia, por lo que el tener un inventario, mejor si es un censo, le da mayor fundamento científico al programa, dijo Abelardo Medina, economista sénior del Icefi.

“Lástima que la encuesta no da a conocer aspectos relacionados con el género, la etnia o la ubicación en el área rural o urbana, porque sería mucho más rico el análisis”, expresó el analista económico.

Un aspecto que destacó Medina es que el programa no contribuye específicamente a la reducción de la desnutrición en el país, porque si el 7% de las personas no se consideran pobres, entonces por qué recibirán el beneficio, y es ahí en donde el Mides debe revisar que no hayan beneficiarios que tengan dos o más contadores registrados a su nombre.

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