Desde el verano de 2014 el precio del barril de petróleo ha caído un 70% llegando a niveles por debajo de la barrera de los US$30, un precio que nadie esperaba hace 18 meses cuando alcanzaba los US$110.
El avance de la tecnología de la fracturación hidráulica en territorio estadounidense ha revolucionado el mercado del oro negro y ha hecho de Estados Unidos el primer productor mundial.
Pero “mientras más bajan los precios, más difícil se hace ver el efecto neto positivo que tendrá para la economía” estadounidense, afirma Steve Murphy, de Capital Economics.
Las autoridades económicas, con la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, a la cabeza siguen repitiendo que la baja en los precios de los combustibles permitirá a los consumidores liberar recursos y aumentar su poder de compra. El galón de gasolina de categoría superior ha caído por debajo de los 2 dólares el galón esta semana, el precio más bajo en siete años.
El efecto de esta disminución sobre los gastos de los consumidores no parece haberse materializado todavía, si bien el consumo sigue manteniéndose como la locomotora del débil crecimiento de la economía estadounidense.
Las ventas minoristas han aumentado un débil 2.1% en 2015 según las cifras oficiales publicadas este viernes, contra un crecimiento medio anual de 5.1% entre 2010 y 2014.
Según Murphy, los estadounidenses han logrado ahorrar en total US$115 mil millones en sus gastos en combustibles durante los últimos 18 meses pero en lugar de gastarlos, “el ahorro ha aumentado en US$120 mil millones, lo que sugiere que las familias han ahorrado cada centavo conseguido con la disminución de su gasto en gasolina”.
“Una vez que la tasa de ahorro alcance niveles más altos, el consumidor empezará a hacer uso de ellos”, asegura Angel Ubide.
“Los ganadores son por ahora más numerosos que los perdedores”, señala Reza Varjavand, profesor de economía en la universidad San Javier de Chicago.
“El impacto es positivo para los consumidores estadounidenses pero negativo para los países productores y también para el mercado bursátil” , agrega.
– ¿Impacto temporal? –
En la industria, los sectores petroleros y de manufacturas sufren. Las industrias extractivas han perdido casi 130 mil empleos en 2015 según el Departamento del Trabajo.
El número de puestos en ese sector han disminuido en 68% en el último año en Estados Unidos.
Las finanzas de la mayoría de estados productores están comenzando a verse afectadas. “Un declive prolongado seguro socavará las economías y probablemente afectará las calificaciones de riesgo de varios estados productores”, advirtió esta semana Standard and Poors mencionando en concreto a Alaska, Dakota del Norte, Lusiana, Oklahoma, Texas, Virginia Occidental y Wyoming.
En cuanto a la inflación, el impacto de la baja en los costos de energía ayudará. “Este es un efecto temporal”, promete la presidenta de la Reserva Federal. Al banco central le gustaría que los precios se recuperen.
“Temporal puede querer decir mucho tiempo”, ironiza Ubide. “Mientras más tiempo permanezcan bajos los precios del petróleo, menor será su impacto incremental sobre la inflación”, señala.
Algunos expertos, como la firma Morgan Stanley, no descartan la hipótesis de un barril a US$20 gracias a la continua apreciación de la divisa estadounidense.
La baja del petróleo finalmente podría beneficiar los ingresos de muchos hogares estadounidenses. La disminución en este gasto “compensaría el anémico aumento en los salarios”, señala Standard and Poors.