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Smart Sweet, una dulce idea (no tan dulce) que generó un negocio de US$40 millones

En el verano de 2015, comenzó a probar recetas. Al final, estaba tan contenta con los resultados que empezó a pensar que podía convertirlo en un negocio. En otoño, decidió lanzarse de lleno con su idea y ponerla a prueba.

Tara empezó a desarrollar sus productos cuando decidió eliminar el azúcar de su dieta. (Foto Prensa Libre: Smart Sweets)

Tara empezó a desarrollar sus productos cuando decidió eliminar el azúcar de su dieta. (Foto Prensa Libre: Smart Sweets)

Tara Bosch se describe como una exadicta al azúcar. “Antes era esa persona que iba a comprar caramelos a la tienda a todas horas”, dice la joven de 25 años.

“Pero, a medida que crecí, me di cuenta de que el azúcar estaba afectando a mi cuerpo, a mi autoestima o, simplemente, a cómo me sentía conmigo misma”, agrega.

Así que hace cuatro años, harta de sentirse infeliz y poco saludable, Tara dejó de comer azúcar.

Dice que inmediatamente se sintió mucho mejor, pero como extrañaba el dulce decidió intentar en su cocina de Vancouver (Canadá) alguna alternativa.

En el verano de 2015, comenzó a probar recetas. Al final, estaba tan contenta con los resultados que empezó a pensar que podía convertirlo en un negocio.

En otoño, decidió lanzarse de lleno con su idea y ponerla a prueba.

Tara cursaba entonces el tercer año de su carrera de Arte en la Universidad de British Columbia y decidió dejarla para poder centrarse en su empresa.

Smart Sweets
(Foto Prensa Libre: Smart Sweets)
Smart Sweets
La compañía tiene planes de expandirse fuera de Norteamérica.

Con apenas 21 años de edad, tenía un historial crediticio limitado y su único bien de valor era su pequeño auto Honda, que para entonces tenía seis años de antigüedad.

Pese a todo, armada con su confianza y con las muestras de su producto, consiguió unos US$80.000 de financiación.

En la actualidad, su compañía, Smart Sweets, va camino de obtener ingresos superiores a los US$40 millones este año.

Sus productos son líderes en el creciente mercado de los dulces bajos en azúcar, tanto en Canadá como en Estados Unidos.

“Solamente esta año estamos ayudando a la gente a dejar de consumir más de 1.000 millones de gramos de azúcar”, señala.

Requisito esencial: seguro de vida

Para asegurarse el capital de sus inversores, Tara tuvo que escribir un plan de negocios completo, con un detallado pronóstico de crecimiento de dos años. ¡Y contratar un seguro de vida!

“Una de las condiciones de las financieras requería tener un seguro de vida, del cual ellos tenían que ser los beneficiarios”, señala.

¿Libre de azúcar o no?

Si estás buscando reducir tu consumo de azúcar pero te gustan los dulces, entonces las golosinas sin azúcar pueden ser mejores que las normales, afirman los nutricionistas.

Pero hay que tener en cuenta que aún pueden contener carbohidratos y algunas, incluso, pueden tener bastantes calorías así como grasas saturadas o trans.

“Recuerda que solamente porque un producto sea ‘libre de azúcar’ no significa que sea saludable“, señala la Asociación Estadounidense del Corazón.

Algunos estudios además sugieren que algunos endulzantes cero calorías pueden estimular el apetito, lo que puede ser contraproducente para quienes intentan limitar su consumo de calorías.

Con el financiamiento garantizado, Tara buscó en internet información sobre potenciales proveedores y fabricantes, y trabajó en terminar sus recetas.

“Pronto se convirtió en un proceso de ensayo y error, tomando cada prueba que no funcionaba para aplicar una nueva hipótesis y probar de nuevo”, afirma.

Tara decidió utilizar fibras de origen vegetal y el edulcorante natural stevia para imitar el sabor y la textura de los dulces azucarados tradicionales.

Tara Bosch y sus empleados
(Foto Prensa Libre: Smart Sweets)
Smart Sweets
La compañía tiene hoy en día 47 empleados.

Luego, para conseguir sus primeros clientes, combinó el envío de correos electrónicos, con llamadas telefónicas y encuentros en persona.

El primer minorista en inscribirse fue Choices Market, con sede en Vancouver, y Tara recuerda que estaba increíblemente nerviosa antes de la primera reunión.

“Llamé y envié correos electrónicos insistentemente, hasta que finalmente aceptaron una reunión”, dice ella. “Y cuando llegué, estaba tan nerviosa que me fui”.

“Luego volví, tuve la reunión y se convirtieron en la primera cadena en darle una oportunidad a Smart Sweets”.

La compañía tiene hoy 47 empleados.

Algunas otras pequeñas cadenas canadienses se sumaron poco después.

“Como dije, se trata de perseverar“, dice ella.

“Enviaba un correo electrónico e insistía hasta que accedían a tener una reunión y a partir de ahí trabajaba hasta conseguir el éxito”.

Tara Bosch con su abuela
(Foto Prensa Libre: Tara Bosch)
Tara Bosch
Tara dice la batalla de su abuela con el azúcar le inspiró a iniciar el negocio.

Tara consiguió sus primeros clientes en Estados Unidos en 2018.

Ese mercado representa ahora el 80% de las ventas de Smart Sweets.

La fabricación de los dulces también se realiza en Estados Unidos a través de proveedores contratados allí.

El empresario estadounidense del sector de la alimentación Scott Semel dice que está impresionado por la “pasión” de Tara.

“Tener un ingreso anual de US$40 millones supone tener mucho éxito”, dice Semel, quien en 2016 vendió su marca de dulces, Bark Thins, al gigante estadounidense Hershey.

“Llegar a los US$5 millones no es nada fácil y el mundo de la pastelería está dominado por algunas grandes empresas. Lo que aún más impresionante que llegar a los US$40 millones es el tiempo en el que lo ha conseguido”, agrega Semel.

“Tara tiene una gran visión del mercado y se adelanta a lo que puede suceder”.

Tara Bosch
(Foto Prensa Libre: Smart Sweets)
Smart Sweets
“Tener un ingreso anual de US$40 millones supone tener mucho éxito”.

Tara dice que antes no creía que tuviera ningún talento especial.

“Pero siempre tuve un sentido innato de urgencia, ingenio y la capacidad de hacer que algo sucediera si quería que sucediera”, afirma.

“Smart Sweets fue la primera vez que me di cuenta del poder de combinar esas tres cosas”.

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