Estos gigantes alemanes que tradicionalmente eran duros rivales, ahora planean trabajar en automóviles autónomos, servicios de viajes compartidos y autos pagados en función de su uso.
BBC NEWS MUNDO
Qué hay detrás de la inesperada alianza entre los gigantes BMW y Daimler (y cómo puede cambiar el futuro de la industria automotriz)
Cuando BMW y Daimler anunciaron una colaboración de más de US$1.000 millones la semana pasada para desarrollar "servicios de movilidad" juntos, fue una clara señal de cómo la industria automotriz ha cambiado.
Fabricantes de autos de lujo como BMW y Daimler (dueña de Mercedes) trabajarán en proyectos conjuntos. (Foto Prensa Libre: BBC)
Este convenio es apenas el último de una creciente tendencia de alianzas comerciales entre fabricantes tradicionales que se están preparando para un futuro incierto, en el que la próxima generación tecnológica podría transformar la industria y Silicon Valley podría sonar más fuerte que Detroit o Wolfsburg.
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Recientemente Ford y Volkswagen acordaron “investigar” maneras de trabajar en el desarrollo de autos eléctricos y autónomos, mientras que Honda invirtió US$2.750 millones en la unidad de autos sin conductor de General Motors, con la perspectiva de lanzar una flota de taxis autónomos.
Acercamientos similares se han producido entre Tesla y Daimler, y Volvo y PSA, al mismo tiempo que fabricantes y firmas tecnológicas están buscando cómo colaborar.
¿Qué esta pasando?
“Nadie sabe cómo será el futuro del sector exactamente, pero la gente se está asociando para minimizar el riesgo”, dice Peter Wells, director del Centro de Investigación de la Industria de la Movilidad de la Escuela de Negocios de Cardiff.
Su apuesta es que los autos eléctricos, las empresas de viajes compartidos (como Uber o Lyft) y los vehículos autónomos cambiarán radicalmente la manera en que usamos los autos, en el futuro impulsando una caída en el concepto de propiedad de un auto.
En ese contexto los fabricantes están teniendo que luchar para seguir siendo relevantes, especialmente cuando compañías como Uber y Waymo -la división de autos autónomos de Google- los sobrepasen.
“La investigación para desarrollar estas nuevas tecnologías tiene un costo de miles de dólares, por lo que tiene sentido compartir la carga en vez de duplicarla”, considera Wells.
“El problema para la industria es que está luchando para financiar su propio futuro”.
Sueños eléctricos
Algunas de las alianzas entre fabricantes de autos han incluido compromisos para trabajar en tecnología para vehículos eléctricos, aunque compartir las cosas en esta área todavía resulta difícil para muchos dado el alto nivel de competitividad.
Los autos eléctricos aún representan una fracción menor de los vehículos que circulan por las calles, pero se espera que eso cambie en los próximos cinco años a medida que las regulaciones sobre los autos que utilizan petróleo y diesel se intensifican.
El problema, dice David Leggett, editor de la revista Just-Auto, es que los fabricantes tradicionales “no han cambiado realmente la forma en que producen los autos durante 100 años” y están teniendo que revisar sus procesos de producción rápidamente.
“El principal desafío es que la tecnología es costosa. Es una tarea difícil producir baterías que sean lo suficientemente baratas y funcionen bien para competir con los motores de gasolina”, explica.
El peligro, agrega, es que nuevos jugadores puedan cambiar radicalmente la manera en que fabrican y venden los servicios de transporte.
Quizás el mejor ejemplo en Estados Unidos es Tesla, liderada por Elon Musk, que en cerca de 15 años se ha convertido en el mayor fabricante del mundo de autos eléctricos.
Los fabricantes chinos también están avanzando rápidamente en el desarrollo de vehículos eléctricos, apoyados por los generosos subsidios del gobierno.
¿Un futuro de autos compartidos y sin conductor?
Es posible que la mayor amenaza que impulsa a los fabricantes de autos a aliarse sea la posibilidad de que disminuya el número de propietarios de autos, a medida que la industria de los autos autónomos aumenta y nosotros preferimos cada vez más arrendar o comprar servicios en lugar de conseguir un auto propio.
La consultora Boston Consulting Group estima que cerca de un tercio de los conductores usarán vehículos eléctricos, autónomos y operados por servicios de viajes compartidos para el 2030.
“Incluso ahora no es tan sensato financieramente hablando tener un auto: está detenido el 95% del tiempo y pierde rápidamente su valor“, opina Wells.
“Pero cuando los viajes compartidos despeguen, bajará el costo por kilómetro y la compra de autos será menos atractiva”.
Para prepararse, la mayoría de los grandes fabricantes de autos han lanzado alguna forma de programas con servicios de movilidad, mientras invierten en vehículos autónomos, ya sea de manera independiente o creando alianzas comerciales.