Por si fuera poco, la continua caída del precio internacional hizo que la producción en Colombia arroje saldos negativos, pese a que la demanda y las exportaciones no se hayan reducido sino todo lo contrario.
BBC NEWS MUNDO
La “enorme angustia” en Colombia por la continua caída del precio del café
De los US$4 o US$5 dólares que se paga por una taza de café colombiano en cualquier ciudad de Estados Unidos, menos de 3 centavos llegan al productor del grano.
Así lo señaló a BBC Mundo Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros de este país, entidad que se encuentra en emergencia por la “angustiante situación“.
“Esto nos afecta muchísimo y la preocupación es inmensa. La situación es apremiante y muy compleja”, indica Vélez.
Producir una carga de 125 kilos de grano cuesta alrededor de US$250, pero el mercado internacional ahora paga menos de US$220, indica el directivo.
Este 27 de febrero, el precio indicativo elaborado por la Organización Internacional del Café (ICO, por su sigla en inglés) descendió a 97,44 centavos de dólar estadounidense por libra, el más bajo en los últimos 12 meses.
En enero del año pasado el costo de la libra de grano alcanzó los 115,60 centavos y desde entonces el precio no ha dejado de descender.
Al mismo tiempo las exportaciones y el consumo de café en el último año no ha dejado de crecer a escala global.
¿Por qué a pesar del consumo creciente, los productores no generan ganancias?
Los dueños del negocio
Para Roberto Vélez la explicación está en las asimetrías existentes dentro de este rubro entre las familias cafeteras y la gran industria del café y las cafeterías.
“Esto no tiene razón de ser. El precio al consumidor final no ha bajado, entonces hay alguien que está haciendo toneladas de plata y es la industria”, afirma el gerente.
Vélez añade que la Federación Nacional de Cafeteros está al tanto de que estos actores económicos, en su mayoría en Estados Unidos, “tienen los mejores balances de la historia“.
“Mientras unos se llenan los bolsillos, el cafetero colombiano y los casi 25 millones de productores de café alrededor del mundo pueden morirse de hambre”, concluye.
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En Colombia existen alrededor de 540.000 familias que se dedican a la producción de grano en el 60% de los municipios del país.
La precarización de las condiciones de trabajo y caída de ingresos, señalan los expertos, genera el aumento del trabajo infantil y la sobreexplotación en los cafetales.
En 2018, 12,8 millones de sacos de café fueron exportados desde territorio colombiano.
Fue la primera vez que la cifra se redujo levemente en comparación con 2017, después de cinco años de crecimiento sostenido en este indicador, pero las exportaciones globales no han dejado de crecer de acuerdo a IOC.
El papel de la bolsa de Nueva York
Los precios de referencia del café se calculan todos los días con base en la cotización de cierre en la Bolsa de Valores de Nueva York más otros factores menores como la tasa de cambio.
Es por ello que los productores no pueden definir sus propias cotizaciones y en este momento se encuentran en números rojos.
Ante esta situación, la Federación de Cafeteros estudia la posibilidad de retirar al grano colombiano de la Bolsa de Nueva York y fijar un precio autónomo que cubra los costos de producción más un margen de rentabilidad.
“Todavía no es una decisión tomada, pero estamos pensando decirle al mundo que nos desvinculamos de la Bolsa como referente de precio”, afirmó.
El directivo indicó que esta posibilidad fue conversada con otras asociaciones de productores de café de otros países.
“Es cuestión de montar la logística y salir al mercado internacional y decirles que una libra de café colombiano ya no vale US$1,20 sino US$1,50”, concluyó.
Colombia es, detrás de Brasil y Vietnam, el tercer mayor productor de grano en el mundo.
Honduras ocupa el quinto lugar después de Indonesia.
La tentación de la coca
Los bajos márgenes de ganancia (si los hay) significan desde hace décadas una tentación para los agricultores colombianos: dedicarse a las plantaciones ilegales.
El país es el principal sembrador de hoja de coca del mundo y la cantidad de cultivos de esta planta alcanzó niveles históricos en los últimos años, de acuerdo con los monitoreos realizados por la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito.
El riesgo de que cada vez más cafeteros de Colombia opten por “cambiar de rubro” es una de las advertencias que hace la federación de productores y por la que piden apoyo al gobierno para revertir esta situación adversa que atraviesan.
Este fenómeno ya se ha detectado en otros países recientemente.
Este 25 de febrero, la Junta Nacional del Café de Perú emitió un comunicado indicando que “miles de productores abandonan cafetales y marchan a buscar trabajo en zonas de cultivo de hoja de coca“.
El temor es que en Colombia se masifique este fenómeno y que sus campesinos pasen de cultivar una plantación que tiene prestigio y reconocimiento mundial a dedicarse al sembradío de otra planta que para los colombianos representa todo lo contrario.