Los hombres y mujeres que controlan miles de millones de dólares en activos financieros están exhibiendo su fuerza. Y como accionistas están en una posición privilegiada para ejercer presión para que las compañías hagan lo correcto.
BBC NEWS MUNDO
El grupo de 360 grandes inversores que quiere salvar el planeta (y su dinero)
Aunque los jóvenes han estado protestando en las calles exigiendo tomar medidas contra el cambio climático, un grupo de activistas, más sobrio y de más edad, está ejerciendo su propia campaña verde: los grandes inversores.
Aunque los jóvenes han estado protestando contra el cambio climático, los grandes empresarios están ejerciendo presión desde otra dirección. (Foto Prensa Libre: Getty Images)
Climate Action 100+ es un grupo de más de 360 inversores con más de US$34.000 billones en activos bajo gestión.
A ellos no sólo les preocupa el daño al planeta, sino también la viabilidad a largo plazo de sus inversiones. En resumen, el daño irreversible al medio ambiente podría reducir o incluso erradicar el valor de esas inversiones.
Influencia
Este grupo, que incluye a influyentes inversores institucionales como los Comisionados de la Iglesia de Inglaterra, tiene el objetivo de involucrarse con “los emisores sistemáticamente importantes” en los que tienen acciones, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la gobernanza.
Una de esas firmas es la gigante petrolera BP, que recientemente mantuvo su reunión general anual.
Climate Action 100+ presentó una resolución de accionistas para lograr que BP demuestre que su estrategia es congruente con los objetivos del Acuerdo de Cambio Climático de París, el plan internacional para limitar el calentamiento global a 1,5ºC.
La resolución, que estuvo apoyaba por el consejo directivo de BP, fue aprobada y ahora es obligatoria.
Entre los varios inversores institucionales detrás de la resolución de BP están Hermes, HSBC, Legal and General y Aviva Investors.
“El riesgo económico y financiero asociado con el cambio climático es muy real”, dice Steve Waygood, principal responsable de inversiones de Aviva Investors.
“Sólo tenemos los próximos 5 o 10 años para tratar con los riesgos asociados con el cambio climático y asegurarnos de que no se tornen reales”.
Si no se toman medidas, dice, los riesgos “se harán reales en los próximos 20, 30 o 40 años” y en “el muy largo plazo, será un asunto potencialmente catastrófico“.
Como inversora, Aviva está preocupada por los riesgos a sus holdings y como aseguradora está expuesta a riesgos de inundaciones, incendios, sequías, y en menor grado, a daños a cosechas.
“Si los gobiernos globales, si la humanidad no previene el cambio climático… US$43.000 billones serán erradicados de las acciones globales, lo que equivale a una tercera parte de su valor”, dice Waywood.
Tecnología disponible
El empresario confía en que la humanidad ya tiene la tecnología para evitar la destrucción de nuestro sistema de soporte vital. Dice que sólo necesitamos ponerla en marcha y aunque las grandes empresas tienen un rol importante qué desempeñar, no pueden hacerlo ellas solas.
Está pidiendo una acción coordinada entre las empresas, los gobiernos y los organismos reguladores para establecer “un plan Marshall” para llevar a cabo la transición hace una economía de baja dependencia en el carbono.
Asegura que es una medida similar a la del programa que estableció Estados Unidos para ayudar a reconstruir Europa occidental después de la Segunda Guerra Mundial.
“BP es un pequeño engranaje en el enorme sistema económico que tiene que tiene que volver a ajustarse para cumplir el acuerdo de París”, expresa.
Sin embargo, agrega que hay un desequilibrio entre las enormes sumas que las empresas petroleras gastan en explotar reservas nuevas o existentes de combustibles fósiles, y los objetivos del acuerdo de París.
Por ejemplo, ExxonMobil, una de las empresas bajo presión del grupo Climate Action 100+, planea gastar entre US$46.000 y-$48.000 millones en 2019/2020 en inversiones de petróleo y gas, incluido fracking.
En una presentación reciente a inversores, la empresa dijo que el crecimiento de la población global, junto con el aumento en la clase media, podría respaldar la demanda de energía.
Les dijo a los inversores que la Agencia Internacional de Energía calcula que se necesitarán US$21.000 billones de inversión en petróleo y gas para 2040, y que la misma ExxonMobil gastaría un promedio estimado de US$35.000 a 42.000 millones al año para satisfacer la demanda.
A pesar de sus compromisos para el clima, BP todavía dispone de US$15.000 millones de los US$18.000 millones de gasto de capital anual para exploraciones y extracción de petróleo y gas y sólo US$500 millones para sus nuevas empresas de energía como biocombustibles, energía solar y recargas para autos eléctricos.
También ha dispuesto US$200 millones para startups prometedoras.
Más fuerza
BP afirma que esto es congruente con las metas del acuerdo de París, pero el asesor de clima de Greenpeace, Charlie Kronick, asegura que la empresa sigue invirtiendo mucho en petróleo y gas.
“De ninguna manera están cumpliendo y ni siquiera se están ajustando con el acuerdo de París”, dice. “BP siente que está haciendo suficiente, pero es claro que no lo está. Eso debe ser una señal de que el compromiso (de los inversores) con esta industria debe ser más firme”.
Además de su éxito con BP, Climate Action 100+ ha tenido otras victorias notables, incluido persuadir a Glencore, uno de los mayores productores de carbón del mundo, para que recorte su producción.
Shell comenzará a establecer metas para su huella neta de carbono y ya acordó revisar su cabildeo sobre cambio climático.
Sin embargo, el grupo de inversores no ha logrado muchos avances con algunas compañías, como ExxonMobil.
En abril, la agencia reguladora de Estados Unidos, la Comisión de Bolsa y Valores, permitió a la empresa rechazar una resolución que le pedía establecer límites de emisiones.
“Exxon no ha sido muy partidaria”, dice Stephanie Pfeifer, miembro de la junta directiva de Climate Action 100+y presidenta ejecutiva del Grupo de Inversores Institucionales sobre Cambio Climático (IIGC).
Señala que el ambiente regulador en Estados Unidos forma parte del problema.
Los jefes corporativos tienen un “deber fiduciario” de actuar en el mejor interés de sus accionistas, pero ¿significa eso maximizar las ganancias ahora produciendo tanto petróleo como sea posible, o hacer todo lo que puedan para limitar el cambio climático en el futuro?
“En Estados Unidos hay interrogantes sobre cómo debes tratar con la gobernanza ambiental, social y corporativa como deber fiduciario. Eso no es útil”, afirma Pfeifer.
Sin embargo, agrega, “Climate Action 100+ ha demostrado que la presión de inversores puede funcionar” y que “US$34.000 billones tiene mucho poder”.
ExxonMobil no respondió a los pedidos para un comentario.
La presión de las organizaciones de ayuda y activistas ambientales, como Extinction Rebellion y los jóvenes manifestantes contra el cambio climático, tampoco puede ser ignorada, agrega Pfeifer.
Pero ¿pueden los inversores lograr que las empresas cambien de dirección suficientemente pronto para lograr una diferencia sin dañar, al mismo tiempo, sus inversiones?
Pfeifer asegura que sí pueden.
“Reconocemos que es ahora cuando deben tomarse medidas, y que será mucho más costoso si no se llevan a cabo acciones ahora”.