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Azúcar, aceite de palma y café: tres productos guatemaltecos con gran presente y futuro en el mercado internacional

La cosecha de tres productos de agroexportación de Guatemala y su colocación en el mercado internacional es fuerte y las cosechas ya están comprometidas para el 2024, aunque la variable del clima y su influencia sigue siendo importante.

La cosecha de tres productos de agroexportación de Guatemala ya está comprometida para el 2024, según de la firma Czarnikow Adrián Torrebiarte. (Foto Prensa Libre: Freepik)

La cosecha de tres productos de agroexportación de Guatemala ya está comprometida para el 2024, según de la firma Czarnikow Adrián Torrebiarte. (Foto Prensa Libre: Freepik)

Adrián Torrebiarte, analista de la firma Czarnikow con sede en Miami, Estados Unidos, hace un análisis a futuro del comportamiento de la producción y precios del azúcar, aceite de palma y café.

Hay un antes y un después de cada producto, que son importantes generadores de divisas para Guatemala, y el especialista hace una lectura para el corto y mediano plazo para productores y compradores.

En estos productos agrícolas Guatemala se ha ganado una cuota importante de participación, así como un respeto en las latitudes donde participa. Esta es parte de la conversación con Prensa Libre:

Cómo parte de la cadena del comercio exterior, ¿cómo se está viendo a Guatemala?

El país tiene un rol muy fuerte en el mercado de commodities ya que es exportador de varios productos: es el productor y exportador más grande del azúcar de Centroamérica, pues más o menos produce entre 2.8 y 3 millones de toneladas cada año y exporta 1.7 millones de toneladas.

Después está el aceite de palma, industria que ha crecido rápidamente y es uno de los exportadores más grande de Latinoamérica, con más o menos 740 mil toneladas cada año, por lo que es el segundo productor más grande de la región, después de Colombia.

Finalmente, de café que es otra industria fuerte, es el sexto productor en toda Latinoamérica, pues produce más o menos 3.4 millones de sacos de 60 kilogramos y exporta 3.15 millones cada año. Entonces, en esta posición Guatemala es fuerte en la economía mundial.

Bajo este contexto, ¿qué posición se tiene en producción y exportación de estos tres productos?

En producción, la posición no es tan fuerte en azúcar, y hay países más grandes como Brasil, India, Tailandia, China, Estados Unidos, Pakistán y México, y frente a ellos, Guatemala podría estar en la casilla 11. Pero en términos de exportación es muy fuerte, aparte de que anteriormente, se vendía el azúcar en bruto -cruda-, pero los ingenios se han invertido en refinerías y ahora se comercializa azúcar en blanco que se coloca en bolsa como agregado para el consumo final.

¿A qué se debió ese cambio de modalidad?

En el mercado de azúcar hay un concepto al que se conoce como la prima de azúcar blanca y la diferencia de precio en el producto refinado, con respecto al bruto es alta. Entonces los ingenios empezaron a notar que está prima empezó a crecer, por lo que valía la pena invertir en la refinación.

En la cosecha 2017-2018, se producía alrededor de 52% de azúcar en bruto y 48% refinada; pero en la zafra 2019-2020, empezó a cambiar a 55% refinada y 45% en bruto. Más o menos así se mantiene hasta hoy.

En cuanto al aceite de palma, ¿cuál es su análisis?

En toda Latinoamérica, Guatemala es el exportador más grande de aceite de palma; pero el mercado global está dominado por dos países: Indonesia que tiene 60% y Malasia posee el 25% pero en producción, el país es el segundo más grande en la región y el sexto producto a escala mundial.

La demanda de aceite de palma creció por dos razones: la primera es que se puede utilizar como biocombustible y también en bienes de consumo diario como el aceite de cocina.

Los precios empezaron a subir por el conflicto entre Rusia y Ucrania, porque este último es el octavo productor mundial de soya y es el mayor productor de girasol, que compiten con el aceite de palma, y cuando se dio el incidente, no hubo exportación, se elevó la demanda y también los precios; pero luego de las negociaciones internacionales, se logró reanudar los despachos.

Como referencia, durante la invasión, el precio llegó a US$1 mil 947 la tonelada de Malasia y ahora ronda los US$767, para una disminución del 40% y se debe a que Ucrania logró exportar sus aceites de girasol, soya y canola; pero también Estados Unidos y Brasil lograron buenas cosechas de soya, la que entró al mercado y bajaron los precios.

Con el café, ¿qué ha pasado?

El mercado tuvo un comportamiento parecido, ya que entre enero del 2021 y del 2022, subieron los precios en 88% y se mantuvieron, pero de octubre para acá disminuyeron 22%.

En 2021, los precios se incrementaron porque Brasil, que es un actor importante en café y azúcar, si tiene una mala cosecha, se disparan los precios, pero si esta es buena, estos bajan; y en ese año, sufrió de una sequía y temperaturas altas por el fenómeno de La Niña y solo pudo producir 58 millones de sacos de café, cuando su promedio es de 63 a 64 millones.

También se levantaron los precios por los problemas logísticos, la falta de disponibilidad de contenedores y los fletes, pero hace desde hace un año, los precios han disminuido.

 

¿Por qué?

Porque Brasil recuperó sus cosechas y pasó de 51 millones de toneladas a 63 millones como un promedio en 2022, pero se esperaba una producción más baja, que el final fue más alta, y para la producción 2023-2024 se proyectan 66 millones de toneladas.

Ahora es un mercado más pesimista en cuanto a precios, porque Brasil está produciendo más, al igual que Vietnam que tuvo una cosecha de 29 millones de toneladas y ahora se proyectan 31 millones, mientras que Colombia estaría produciendo más de 300 mil sacos.

Según las dinámicas en commodities, mientras más producto hay en el mercado, más bajan los precios, y ahora está mejorando el clima porque se está saliendo de la época del fenómeno de La Niña a El Niño y eso está ayudando al café.

¿Qué porcentaje de la cosecha de estos productos ya está comercializado para 2024?

Ya la mayoría, pero yo puedo hablar más del azúcar y para la cosecha 2023-2024 ya está comprometida y fija.

¿A qué precios?

Eso depende. Por ejemplo: si alguien fijó hace un mes, el precio estaba un poco más bajo que los de hoy. Y en el café, este subió un poco la semana pasada; si alguien fijó hace dos semanas, lo hizo a precios más bajos que lo hubiera contratado ayer.

A su juicio, ¿qué deben analizar los agroexportadores de aquí al primer semestre del 2024 en cuanto a precios y demandas, así como en 2025?

Lo más importante que aplica para las tres industrias que hemos conversado, es el clima; ahora, estamos entrando al fenómeno de El Niño, que afecta diferente a cada país en los commodities y ahora estamos observando los precios del azúcar más altos en los últimos 12 años.

Uno de los factores más importantes, es que India ya no va a exportar al mundo, que era el segundo exportador más grande: hace dos zafras despacharon 12 millones de toneladas, el año pasado 6 millones y este año nada. Eso tiene que ver con la sequía y toda esa molienda se está convirtiendo en etanol.

Lo mismo observamos en México que produce entre 5.8 a 6 millones de toneladas, y el año pasado solo produjeron 5 millones. Este país es el exportador más grande hacia Estados Unidos, pero este año están importando porque su zafra fue muy mala.

Estados Unidos necesitará más azúcar y va a empezar a importar más de Centroamérica, lo que significará que habrá menos producto en el mercado global y se pueden revertir los precios.

En aceite de palma, en Malasia e Indonesia hay malas cosechas por las sequías que puede causar El Niño. Ellos son el 85% del mercado, por lo que, en el futuro, eso puede levantar los precios. Lo más importante es este fenómeno climático y los impactos que pueda ocasionar.

Adrián Torrebiarte, analista de la firma Czarnikow con sede en Miami, Florida EE. UU. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

Entonces, hay que estar atentos a la variabilidad climática…

Como en cualquier negocio, pero más en commodities los precios están afectados, y si todo se mantiene constante, los precios van a bajar, y viceversa, en lo que el clima tiene un impacto muy grande, porque afecta los rendimientos y los números finales de cuanta azúcar, aceite de palma y café habrá en el mercado global.

Y sobre eso, ¿cómo hay que pensar para cosechas del 2025 y los años siguientes?

Cada commodity es diferente, pues por ejemplo en India escaseó la lluvia y no hubo buenos rendimientos, pero sabemos que no solo afectó esta zafra, sino la siguiente, porque en la tierra no hay suficiente humedad y eso puede perjudicar la cosecha 2024-2025.

Normalmente son patrones; estos fenómenos duran de uno a dos años y se sabe que puede pasar otra vez, por lo que se puede estimar cómo afectará la producción en determinados países. Eso lo tenemos que saber al cien por cien, aunque es difícil.

Bajo esos parámetros, ¿cómo lograr mejores posiciones de precios?

Eso depende de qué lado se mire: si se es productor o se está comprando. Es importante fijar y contar con diferentes estrategias de fijación de precios y prepararse financieramente ante cualquier situación.

Por ejemplo, se estima que en el primer trimestre del 2024 habrá un déficit de azúcar de 2.5 millones de toneladas en el mundo que será el déficit más alto en la última década y tiene que ver con que India ya no exportará; y Tailandia que exporta 7 millones de toneladas, pero ahora tendrá solo la mitad.

El azúcar es lo que más potencial de precios tiene en este momento en el sentido del gran déficit. Ahora más o menos ronda los US$0.27 la libra, pero en pandemia llegó a US$0.10. El mercado está muy dependiente de Brasil, que tuvo una zafra histórica, pero también tiene problemas de congestión en los puertos, porque compite con café y soya, y los problemas del suministro aumentarán en el mercado.

Como intermediario de materias primas, ¿cuál es su principal conclusión?  

Para el azúcar estamos muy optimistas en que los precios seguirán subiendo por el déficit que hay, y el consumo llegó a los 179 millones de toneladas al año, mientras que la producción está más o menos en 176 millones, con un déficit de 3 millones en todo el año.

En café, estamos un poco más pesimistas, porque Brasil, Vietnam y Colombia han tenido buenas cosechas, y es un producto que no se almacena, sino que se consume lo que hay y eso determina los precios en el mercado, por lo que creemos que van a bajar un poco.

En el aceite de palma, dependerá de cómo el fenómeno de El Niño afecta a Indonesia y Malasia. Si tienen buen clima y rendimiento, los precios se pueden mantener o incluso bajar, pero si hay afectación del clima, con sequía en esa área y los rendimientos bajan, estos pueden subir.

ESCRITO POR:

Urias Gamarro

Periodista especializado en macroeconomía, finanzas públicas e infraestructura, con 20 años de experiencia en medios radiales, impresos y digitales.