Entre el comienzo del año, cuando el euro-dólar valía alrededor de 1,1350, y el mínimo de finales de octubre, el movimiento a la baja de este año ascendió finalmente a más de 1800 pipos.
Sin embargo, en el 3ᵉ trimestre de 2022 se ha producido hasta ahora un giro espectacular, con el EUR/USD marcando un máximo de 1,0737 el 15 de diciembre, avanzando más de 1200 pipos desde el mínimo anual, y revirtiendo en 6 semanas más de dos tercios de la caída previa de 9 meses.
El euro-dólar ganó un 10% sólo en noviembre, su mejor rendimiento mensual desde julio de 2020.
¿Continuará la tendencia alcista en 2023?
Cabe recordar que, hasta finales de septiembre, el par se vio muy afectado por la fortaleza del dólar, que se disparó este año ante la rápida subida de tipos de la Fed, mientras que el BCE tardó más en endurecer su política ante el aumento de la inflación.
La guerra en Ucrania, y la consiguiente crisis energética, también han afectado a la economía europea mucho más que a la estadounidense, lo que ha dado al billete verde una ventaja adicional. Pero ahora el contexto es diferente. La ralentización de la subida de tipos de la Fed y la moderación de la inflación en Estados Unidos (dos nociones estrechamente relacionadas) han llevado a los inversores a revisar su copia.
De hecho, si el EUR/USD sufrió en 2022 por el retraso del BCE con respecto a la Fed en términos de subidas de tipos, la situación podría invertirse en 2023, con el BCE “alcanzando” a la Fed, que ya ha señalado claramente un pivote hacia una subida de tipos menos agresiva.
Así pues, las expectativas del mercado sobre el diferencial de tipos entre la Fed y el BCE serán clave para el EUR/USD en 2023. En concreto, la cuestión central para el próximo año en este sentido será si la Fed o el BCE serán los primeros en volver a bajar los tipos.
En este sentido, el estratega de divisas de UniCredit, Roberto Mialich, afirmó que “se espera que la Fed recorte los tipos en 2024 a un ritmo más intenso que el BCE”, y en consecuencia espera “un estrechamiento de la brecha entre el tipo de los fondos de la Fed estadounidense y el tipo de depósito del BCE, lo que será coherente con un tipo de cambio EUR-USD más alto”.
Añadió que “la fuerte dependencia de la fortaleza del dólar del aumento de los rendimientos estadounidenses significa que el billete verde se verá obligado a aflojar cuando los rendimientos estadounidenses vuelvan a caer, como ya ha sucedido a tenor de los últimos datos de inflación del IPC estadounidense”.
Sin embargo, la política monetaria tanto de la Fed como del BCE seguirá dependiendo de la evolución económica, concretamente de la moderación de la inflación, y del impacto de unos tipos más altos sobre el crecimiento.
Un descenso de la inflación más rápido de lo previsto en Europa o Estados Unidos en los próximos meses debería reducir las expectativas de subida de tipos del banco central en cuestión. Por el contrario, si la actuación de los bancos centrales no parece suficiente para reconducir la inflación hacia su objetivo, las expectativas de tipos podrían aumentar.
Del mismo modo, una fuerte recesión en 2023 sería un factor que abogaría por un fin de las subidas de tipos más rápido de lo previsto y por un cambio hacia unas expectativas de tipos más bajos.
La guerra en Ucrania es también un posible “comodín” de doble filo que no debe pasarse por alto. Un posible final del conflicto en 2023 podría ser un poderoso factor alcista para el EUR/USD.
Por otra parte, el impacto de la guerra de Ucrania en la economía europea podría agravarse si Rusia decide cortar por completo el suministro de gas al continente. En este caso, es de esperar que los analistas hablen de un retorno por debajo de la paridad.
En alianza con Forbes Colombia.