Así lo anticipan tanto el Observatorio Contra el Contrabando (OCC), como la Comisión de Defensa del Comercio Formal, de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), que ya anticipan una mayor proliferación del comercio ilegal, pues la coyuntura del alto costo de vida para los hogares guatemaltecos estaría obligando a los jefes de hogar a buscar ahorro en la compra de los bienes básicos de consumo.
El agravante es que se coloca en el mercado una serie de productos que no cuentan con registros sanitarios válidos, su producción es adulterada y dudosa, los comestibles están caducos, contaminados o echados a perder, debido a un mal manejo de las cadenas de almacenaje y de frío, todo lo cual pone en riesgo a la salud humana.
En consecuencia, productos como abarrotes, aceite, huevos, pastas, arroz, frijol, maíz, galletas y boquitas compondrían el principal flujo de contrabando que podría esperarse en los mercados cantonales o en canales informales. Ello aparte de medicinas, cigarrillos, licores y otros.
Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística (INE) reveló que el ritmo inflacionario en mayo fue de 5.82%, lo que impacta en el costo de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) que de enero a mayo ha subido un promedio de Q124 y alcanzó los Q3 mil 234.62 por mes.
La lógica económica
Luis Mazariegos, coordinador del OCC, expresó que existe una lógica económica en las circunstancias actuales y una brecha de precios por el efecto inflacionario, que provocará que las personas busquen productos de menor costo, sin importar la legalidad de su procedencia. Es más, los productos de la CBA son de alto consumo en Guatemala, pero también son los bienes que lideran de ingreso de contrabando.
“Se entiende que el ama de casa siempre está buscando las economías y debido a los precios, ya no va a buscar una marca específica ni irá al lugar donde lo compra siempre, sino que visitará un mercadito o un lugar donde le pueda costar menos. Lo compra de buena fe y luego, su familia se enferma, aparte de que se incumplió con el pago de impuestos”, subrayó.
Por lo tanto, las estructuras que se dedican a ingresar estos productos por puntos ciegos van a aprovechar esta tendencia del consumidor, pues saben que los alimentos y bebidas son bienes de alto consumo. Incluso, más que el vestuario, calzado o productos de temporada.
“Habrá una relación de más contrabando, pues el aumento de precios genera cambios de hábitos de consumo en las familias”, precisó.
El movimiento empieza
En estos términos coincide Axel Romero, gerente de gestión de la Comisión de Defensa del Comercio Formal de la CIG, al indicar que la diferencia del tipo de cambio entre la moneda nacional y la mexicana también influye en el comercio licito, porque aumenta la brecha del comercio ilegal.
Aclaró que, por el momento, el flujo de contrabando es estable y no muestra mayores variaciones, aunque ya se está incrementando, debido a la falta de insumos por la crisis logística, mientras que la situación inflacionaria, no brinda un panorama muy positivo y “visualizamos que en el mediano plazo, tendremos una seria amenaza en este sentido”.
Citó el caso de Honduras, donde se están eliminando aranceles -impuestos de importación- a algunos productos como los cereales y granos, lo que abre un frente que anteriormente no había.
Reiteró que las amenazas latentes son: el diferencial cambiario en México que estimula el contrabando hormiga de productos alimenticios; la falta de abastecimiento por la crisis en la cadena logística; y la reducción de aranceles para algunos productos en el vecino país.
Más incautaciones
Por otro lado, la Intendencia de Aduanas reportó esta semana la incautación de mercancías de contrabando en Puestos de Control Institucional (PCI), entre las que resaltan abarrotes, cigarrillos, cerveza, ropa, calzado, medicamentos, productos avícolas, artículos de aseo personal, maíz, lácteos, celulares y repuestos para vehículos.
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Del 2020 al 2021, las mercancías incautadas sumaron Q8.2 millones, mientras que, hasta mayo, ya se contabilizaban Q9.2 millones, aparte de rectificaciones por Q2.5 millones en impuestos dejados de percibir y Q140 millones en ajustes.
Para este año, hay un mandato por parte de las autoridades aduaneras y de recaudación, sobre la elaboración de un informe de incumplimiento de los impuestos internos y del servicio aduanero. Es decir que se medirá el impacto del contrabando, por parte del administrador tributario.
