En su intervención, el embajador Willian W. Popp resaltó que ambos países se han visto beneficiados del acuerdo con un aumento significativo del comercio para la región centroamericana, así como en los flujos de inversión en diferentes sectores, sin embargo, los efectos de la pandemia en 2020 golpearon a las economías, pero ahora se está en la fase de la reactivación económica.
Sobre los desafíos, el diplomático expuso en el foro que Guatemala debe atender en la facilitación del comercio en las aduanas aspectos que están identificados para potencializar el acuerdo, y reducir costos e instó a los agentes económicos a acercarse a las oficinas comercial y agrícola de la embajada.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Guatemala, y en 2020 las exportaciones alcanzaron US$3 mil 528 millones, con una participación del 30%; mientras las importaciones fueron US$6 mil 275.6 millones con 34.5%, es decir que la balanza comercial favorece a la nación americana.
Balance
Álex Cutz, jefe de la Dirección de Comercio Exterior (DACE), aseveró en la actividad empresarial que, al analizar los números, el comercio entre los dos países aumentó 47% con la vigencia del TLC en 2006, que además de los productos agrícolas también se han beneficiado bienes manufacturados en los cuales destacó el de vestuario y textil.
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Por otro lado, el acuerdo permitió el acceso a varios productos estadounidenses que se manufacturan en ese país, y otros que tienen su origen.
Confirmó que en este período aumentaron las compras de internet que anteriormente no se realizaban que tengan un origen de Estados Unidos. “Como en todo hay sectores beneficiarios y otros afectados”, puntualizó el director de la DACE en el foro.
Javier Zepeda, director ejecutivo de la CIG enfatizó que uno de los beneficios de la vigencia del acuerdo es en la generación de empleo, así como el aumento de los capitales en diversos sectores que en general inciden en el aparato productivo.
Oferta exportable
Ricardo Rodríguez, analista de la firma consultora Cabi, presentó en el foro varios indicadores, y aclaró que las cifras de la balanza comercial del 2020 están sesgadas por los efectos de la pandemia, no obstante, los resultados en estos 15 años han sido satisfactorios.
Explicó que la canasta de exportación de Guatemala hacia EE. UU., es de mil 100 productos, pero solo 35 bienes representan el 80% de las exportaciones.
Mientras que, de EE. UU. se importan cuatro mil productos, pero 180 representan el 80%. En promedio, las exportaciones del país crecen 2.6% anuales y las importaciones 5%.
Rodríguez enfatizó que antes del 2006, la oferta exportable de Guatemala eran frutas como banano y melón, petróleo -mineral-, y café, pero con la vigencia del TLC se inclinó a una amplia gama que está dominada por el sector de vestuario y textil que exporta más de US$1 mil millones anuales.
Otros sectores con mayor beneficio, excluyendo al banano y melón, son frutas, vegetales, hortalizas y productos alimenticios, así como bebidas alcohólicas y no alcohólicas.
Por ejemplo, las exportaciones de artículos de vestuario sumaron en 2020 US$1 mil 212 millones, mientras que las frutas frescas, congeladas, y secas alcanzaron US$293 millones.
“En 2020 por la pandemia cayó en 70% la compra de ropa, pero se compensó con frutas, alimentos que era el patrón de consumo de los estadounidenses”, enfatizó Rodríguez.
En cambio, las importaciones de EE. UU. hacia Guatemala están concentradas en combustibles, vehículos y aparatos mecánicos.
Entre lo ventajoso y lo retador
Amador Carballido, director general de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), y Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (AmCham), además del intercambio destacaron la estabilidad y certeza jurídica a largo plazo en la relación comercial e inversiones entre EE. UU., y la región.
Sin embargo, Carballido aseguró que hay por lo menos una lista de15 productos agrícolas que tienen un gran potencial pero que no han podido ingresar al mercado de EE. UU., por temas de admisibilidad, pero que están dentro del TLC.
“Los mecanismos de admisibilidad que se fijan en las leyes del país receptor Estados Unidos no los han permitido”, enfatizó el ejecutivo,
También hay un potencial de proveer más productos textiles desde Guatemala al mercado de EE. UU., y hacer una gestión mucho mayor que hoy no se ha logrado concretar, aunque el sector de vestuario es el máximo exportador individual.
Subrayó que otro sector importante es de alimentos procesados, y que en la actualidad la tasa de exportación es baja, que solo cubre al segmento del mercado nostálgico.
Carrasco reconoció que Guatemala no ha logrado aprovechar de mejor forma la atracción de inversiones con el acuerdo para exportar más hacia EE UU., y de hecho, en varias ocasiones se ha violado el tratado en materia comercial y de inversiones, como lo son el caso Ferrovías y Teco Energy para mencionar algunos.
“Guatemala debe garantizar las inversiones y darle certeza jurídica a las misma si busca atraer desarrollo y empleo al país”, precisó.
Dentro de lo que se puede mejorar para los siguientes años, el presidente de AmCham declaró que uno de los aspectos más importantes que se podría modificar en la coyuntura actual que se busca por parte de EE. UU., y Guatemala en generar empleo es modificar las reglas de origen de las materias primas.
Eso implicaría poder utilizar materias primas de países fuera del tratado como China, pero que sean manufacturadas en Guatemala para generar empleo en sectores como textiles, metales, plásticos y otras materias primas que puedan ser transformadas en Guatemala con el beneficio del tratado, concluyó.
Incumplimiento a inversionistas
En el marco del TLC se han ejecutado dos sentencias contra el Estado de Guatemala en estos 15 años, y existen otros procesos en gestión.
En 2013 Guatemala fue sentenciada a pagar US$18 millones por el caso Ferrovías, y en 2020 US$37 millones a Teco Energy.
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En ambos casos se invocó el Capítulo 10 del TLC que establece las condiciones mínimas del trato que se le tiene que brindar a los inversionistas.
En total el Estado al asumir estos compromisos internacionales del comercio ha pagado por laudos arbitrales US$55 millones -unos Q425 millones-, dinero que proviene del gasto público.
Guatemala también enfrentó otro proceso relacionado con las obligaciones bajo el artículo 16.2.1 del TLC; el capítulo 16 se relaciona al tema laboral, pero salió librado.
Uno de los procesos activos es Daniel W. Kappes y Kappes, Cassiday & Associates c., que se vincula a un proyecto Mina el Tambor y que está en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi).