Los miembros de la Guardia Nacional ayudarían a administrar los centros de migrantes adultos en las ciudades de Donna, al este de la frontera con México, y de Tornillo, en el centro de la frontera.
También asistirían en varios puntos de entrada al país y en los aeropuertos de El Paso y Laredo, donde su presencia mejoraría la seguridad y agilizaría el tráfico de pasajeros.
El Pentágono no precisó cuándo recibió la solicitud o si concederá el permiso, pero la declaración señala que “el gobernador de Texas, Greg Abbot, aceptó que los miembros de la Guardia Nacional ayuden a la CBP”.
A finales de abril, el departamento de Defensa anunció el despliegue de 320 soldados suplementarios, que se sumaron a los 2 mil 900 efectivos desplegados y 2 mil guardias nacionales ya instalados en la frontera.
El DHS ha estado bajo fuego desde que un informe ministerial de la semana pasada describió una “sobrepoblación peligrosa” en muchos centros que albergan inmigrantes indocumentados en Texas, en su mayoría centroamericanos que huyen de la violencia y la miseria de sus países.
Congresistas demócratas han denunciado las “terribles” condiciones de vida en esos centros y la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo que estaba “sorprendida” por las condiciones de detención de los migrantes en Estados Unidos.
Estos centros de detención “nunca se han hecho para manejar el volumen de migrantes que vienen a nosotros”, dijo a CNN Robert Perez, comisionado adjunto de la agencia de vigilancia fronteriza.
Según las cifras de la policía fronteriza, 223 mil 263 personas fueron detenidas en el área del Valle del Río Grande, en Texas, entre octubre de 2018 y mayo de 2019, un aumento del 124% con respecto al año anterior.
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