Y es que a los dos estrategas poco les importó que sus conjuntos dejaran de jugar un futbol ofensivo y vistoso, para pelear por el título. Con ellos al mando, el espectáculo pasó a un segundo plano. Si bien el resultado les guiñó, sus rivales los superaron en generación de peligro y en la posesión del esférico.
Cercar su zona defensiva, antes que intentar ofender a su rival, parece ser la premisa de los dos timoneles finalistas.
“Pregúntele a Islandia si se molestaron por clasificar defendiendo a un Mundial o a Grecia que ganó una Eurocopa así, o al Inter de Milán de Mourinho cuando levantaron la Champions. En ciertos momentos hay que priorizar el resultado para lograr los objetivos”, asevera el timonel cobanero, Amarini Villatoro.
Para la primera final Villatoro confía en que sus jugadores se quiten “la carga emocional y la presión psicológica” que vivieron en la serie contra Cobán Imperial y así lograr tener una mejor lectura del juego para no atrincherarse. ¿Atacará? “Eso no lo puedo garantizar”, señala Willy Coito Olivera.
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