Al ritmo del popular “Muchachos”, el himno oficioso de Argentina en este torneo, cantado en la misma pista por el grupo “La Mosca Tse tse”, Messi salió del avión levantando el trofeo junto al técnico Lionel Scaloni.
Recibidos con una alfombra roja en la pista, los argentinos subieron a un autobús descapotable de dos pisos para dirigirse al cercano predio de entrenamiento de la selección, donde pasarán la noche antes desfilar por el centro de Buenos Aires.
Pese a la hora, una multitud se congregó al borde de la carretera y dificultó el avance del autobús, que tardó una hora y cuarto en recorrer los 11 kilómetros entre el aeropuerto y el predio de la AFA.
Aunque acababan de pasar largas horas en el avión, los jugadores se sumaron al festejo con brincos, bailes y cánticos, mientras se pasaban el trofeo unos a otros y lo enseñaban al público.
Con teléfonos móviles que iluminaban la negra noche, los aficionados seguían el recorrido del autobús con banderas argentinas, bengalas y fuegos de artificio y lanzando cartas y balones a los futbolistas.
“Es una emoción que no se puede explicar. Te salta el corazón. Creo que es el único país que lo vive de esa manera, con esta locura, alegría, felicidad”, dijo a la AFP Alejandra Díaz, trabajadora de una guardería de 55 años.
“No se trabaja”
El plato fuerte de las celebraciones será el desfile de la selección por Buenos Aires a partir del martes a mediodía, que el gobierno argentino declaró feriado nacional para facilitar los festejos.
Pero muchos seguidores no quisieron esperar y pasaron horas esperando, provistos de sombrillas o guarecidos en automóviles y tiendas, entre el aeropuerto y el predio de la AFA.
Allí llegó ya el domingo Javier Merina, un soldador de 41 años con una fotografía de Messi. “”Llegué a ayer porque, bueno, sabía que viene Messi acá. Quiero ver si Messi me firma el cuadro”, explicó a la AFP.
Entre bombos, banderas argentinas y camisetas con la estampa del ’10’ Lionel Messi, familias enteras pasaron la noche tratando de hacerse un lugar para ver, aunque sea fugazmente, el paso de sus ídolos.
“Hoy nos quedamos toda la noche y mañana también. Mañana no se trabaja, no se hace nada y nos vamos directo al Obelisco”, dijo Ayrton Kerdocas, estudiante de 25 años.
El Obelisco de la avenida 9 de julio de Buenos Aires ya congregó a más de un millón de personas tras la consecución del Mundial y será el epicentro de los festejos del martes.
“El plantel CAMPEÓN DEL MUNDO partirá el martes al mediodía hacia el obelisco para festejar el título mundial con los hinchas. ¡Sí, somos CAMPEONES DEL MUNDO!”, comunicó la AFA por Twitter.
A lo largo de los 30 kilómetros que separan el aeropuerto internacional del centro de la capital se apostó un operativo de seguridad con desvíos de tránsito y postas policiales para prevenir desmanes.
El domingo, con una de las mayores movilizaciones espontáneas de los últimos tiempos en la ciudad, no se reportaron incidentes de magnitud y hubo apenas 17 detenidos, por daños y hurtos.
Una enorme procesión celeste y blanca se adueñó de todos los ingresos a la capital. Algunos caminaron más de 10 kilómetros para llegar al Obelisco, imposibilitados de llegar en automóviles y con el transporte público suspendido.
“En un rato nos vemos”
No está claro si el plantel argentino visitará la Casa Rosada, la sede del gobierno, y saludará a los aficionados desde el balcón de la histórica Plaza de Mayo como ocurrió en los títulos de 1978 y 1986.
La tercera estrella llega después de 36 años de espera en los que Argentina perdió dos finales de Mundial en 1990 y 2014.
Previo a su aterrizaje, los jugadores divulgaron varias fotografías de su viaje con la copa dorada en brazos, besándola, acunándola o simplemente alzándola en alto.
Messi, Ángel Di María, Gonzalo Montiel, Nicolás Tagliafico y el arquero ‘Dibu’ Martínez publicaron fotografías en sus redes sociales.
“Le pude hacer upa”, escribió ‘Dibu’ acunando la copa entre sus brazos.
“Brilla, ¿no? En un rato nos vemos”, escribió el ‘Papu’ Gómez mirando extasiado el trofeo en sus manos.