Atletismo, softbol, boliche y baloncesto fueron algunos de los deportes que practicó, el devoto de Cristo Rey de Candelaria y de la Virgen del Rosario.
Su esposa Miriam Rosal, también es una enamorada del deporte. Haber sido seleccionada de baloncesto es la mejor señal.
Rafael Robles, Jefe de Servicios Médicos de la Federación de Futbol.
El doctorado en Medicina Deportiva que cursó en Brasil, en 1980, volvió a introducir a Robles a la atmósfera que nunca debió abandonar y que 36 años después le otorga otro suculento premio: sus terceros Juegos Olímpicos.
“Tengo todo el deseo de hacer lo mejor. Voy por parte del comité organizador”, indica tranquilo el Jefe de Servicios Médicos de la Federación Nacional de Futbol (Fedefut).
“Seré el responsable de toda la estación de dopaje del estadio Maracaná”, agrega satisfecho, quien ha ejecutado más de ocho mil pruebas de dopaje.
Robles, quien tendrá el honor de presenciar la inauguración y clausura de las justas olímpicas, llega a Río 2016 con la misma ilusión de Atlanta 1996 y Sídney 2000.
“Habrá que hacer todo a la perfección. Los ojos estarán puestos en el tema de dopaje. Es una gran responsabilidad”, refiere amenazante quien ha estado en los últimos nueve Juegos Panamericanos.
“Ha sido una vida llena de satisfacciones, con la certeza de que las cosas se han hecho bien”, adhiere el integrante del panel médico de oficiales de la Fifa.
Robles, quien desde mayo del año pasado sabía que estaría en las justas brasileñas, se siente reconfortado por el reconocimiento que se ha ganado en el tema de dopaje.
“Las felicitaciones llegan desde afuera del país. Así funciona esto”, puntualiza quien creció en el barrio La Merced, zona 1.