“Muchas generaciones de mi familia han practicado este deporte. Mi padre navegaba en hobie cat, que es un barco para personas bastante pequeñas y mi papá al ser grande, necesitaba a alguien con él y entonces yo empecé y tenía cuatro años”, recuerda el deportista olímpico.
A sus 27 años, Juani está en el momento cumbre de una exitosa carrera en la navegación a vela, con experiencia en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 —puesto 33— y Londres 2012 —puesto 9—, y con ocho años de intensa preparación que ha tenido como único objetivo: subir al podio en Río 2016.
El trayecto para llegar a este punto ha estado cargado de pruebas, como una enfermedad que lo aqueja desde su adolescencia y una lesión que sufrió en enero de este año —hernia en la columna—, durante la Copa del Mundo de la ISAF en Miami y que hizo tambalear su participación en las justas olímpicas.
“Yo soy epiléptico —desde los 14 años— y estoy bajo medicamento. No he tenido muchos problemas con eso; me tengo que cuidar. A veces aunque sea un poco incómodo pedir que no me tomen fotos con flash, lo tengo que hacer porque esa es una de las cosas que me puede provocar una convulsión”, confiesa Maegli.
La epilepsia, que es una enfermedad provocada por un desequilibrio en la actividad eléctrica de las neuronas de alguna zona del cerebro, no ha sido obstáculo para que Juan Ignacio, campeón panamericano en Río 2007 y Toronto 2015, pueda crecer en el deporte que lo apasiona. “Solo debo tomar mi medicina todos los días, por el resto de mi vida, que tampoco es tan complicado. Gracias a Dios lo mío está bajo control”, afirma.
A pesar de que cuando se le detectó la enfermedad y tuvo las primeras convulsiones, médicos le dijeron que no iba a poder navegar, el diagnostico fue desalentador, pero el deportista guatemalteco no se dejó vencer y con el apoyo de su familia logró superar barreras.
El velerista nacional Juan Ignacio Maegli ha tenido una impecable carrera. En los Juegos CA y del Caribe Veracruz 2014 fue el abanderado y ganó el oro en la clase láser. En el 2015 fue campeón en los Panamericanos.
“Para mí no era una opción no poder velear. Al principio por si me daba una convulsión cuando estaba navegando, y quedaba inconsciente por mucho tiempo, me dieron un salvavidas, que se infla en la parte de arriba para que uno quede flotando hacia arriba. Es un riesgo controlado. Ahora no tengo ninguna limitación”, cuenta Juani.
Con esta lucha, que mantiene bajo control, llegó además una hernia en el 2008, una lesión común en los que practican este deporte. “Este año no ha sido como lo tenía planificado. Quería hacer varios entrenamientos y trabajar en mis puntos débiles, pero lastimosamente no ha podido ser así. He modificado el programa y me he dedicado al cien por ciento a recuperarme”, asegura el regatista, quien pasó una semana en Santa Catarina Palopó, para retomar fuerzas, ahora está en México para continuar con la preparación.
Después de nueve años, Maegli volverá a Río de Janeiro a un evento del ciclo olímpico; en el 2007 estuvo para los Juegos Panamericanos, en donde se consagró con la medalla de oro —hobie cat—, algo que le trae gratos recuerdos para la nueva aventura que se aproxima.
“Para mí fue muy impactante y me ha motivado algo que pasó en los Juegos Panamericanos del 2007. Mi sueño era ser campeón y ganamos la medalla de oro, pero fue bastante complicado porque nos abuchearon en la premiación. Lo que me motivaba era escuchar el Himno de Guatemala y nos abuchearon tanto que no escuché nada”, recuerda Maegli mientras sonríe.
Ahora la vida le presenta una nueva oportunidad para regresar a Brasil y luchar por volver a subir al podio y quizás, ahora sí, escuchar el Himno Nacional.
“Uno va pensando en los años y años de preparación que me han traído hasta acá. Todos los sacrificios, no solo míos, sino de toda la gente que me apoya, porque detrás de un atleta hay un gran grupo de trabajo”, dice.
Como lo ha demostrado a lo largo de su carrera, cuando porta los colores nacionales, Juan Ignacio Maegli está preparado para llevar a Río 2016 toda su experiencia en el agua, su poder mental, pero sobretodo, el orgullo de llevar el nombre de Guatemala y lograr la hazaña; lograr lo que quizás para algunos es inesperado.