Algunas atletas sospechan que Semenya no es la única corredora de los 800 que es hiperandrógenica, una condición que hace que las mujeres produzcan niveles inusualmente altos de testosterona, una hormona que promueve el crecimiento muscular y que es más abundante en los hombres que en las mujeres.
Hasta el año pasado había un límite a la cantidad de testosterona admisible en las mujeres deportistas. Pero ese límite ha quedado en suspenso y algunas corredoras creen que las mujeres hiperandrogénicas son hoy casi imbatibles en los 800, distancia que Semenya ha dominado en los últimos tiempos.
“Creo que tendría que haber carreras separadas, una para ellas y otra para nosotras” , sostuvo Nataliia Lupu, una ucraniana que también avanzó a las semifinales. “Te das cuenta que para ellas esto es más fácil” .
Pronosticó que “Semenya nos va a ganar, incluso sin emplearse al máximo”. En el otro extremo están atletas como Tsepang Sello, de Lesotho, que no se clasificó. “Es una mujer y se le debe permitir correr como tal” , afirmó.
“No es la única mujer en el mundo que corre con esa condición”. La impresión dominante es que no hay forma sencilla o equitativa para proteger al mismo tiempo los derechos de Semenya y los de sus rivales.
Muchas atletas se niegan a hablar del tema, que es un campo minado para la federación internacional de atletismo desde que sus reglas relacionadas con las mujeres hiperandrogénicas fueron invalidadas por los tribunales luego de que la velocista india Dutee Chand interpusiese un recurso legal.
Esas reglas establecían que se podía obligar a las mujeres hiperandrogénicas a reducir sus niveles de testosterona por debajo del límite fijado por la federación, mediante operaciones o tratamientos médicos. Esas normas ya no rigen y los tiempos de Semenya mejoraron notablemente desde que el Tribunal de Arbitraje del Deporte se pronunció sobre el tema el año pasado.
El TAD no aceptó al argumento de la federación de que la testosterona les da demasiada ventaja a las mujeres hiperandrogénicas. “Es un asunto peculiar”, opinó Charline Mathias, de Luxemburgo, que no avanzó.
“No veo cómo se les puede impedir correr. Hay que encontrar la forma. Claro que tiene ciertas ventajas. Pero de todos modos se esforzó mucho. Se entrena. Sufre. Se esmeró mucho para llegar adonde está” .
Semenya ha estado en el ojo del huracán desde que en el 2009, poco antes de que ganase el título mundial de los 800 a los 19 años, salió a la luz su condición y las autoridades del atletismo le ordenaron que se sometiese a exámenes sobre su sexualidad.
Fue suspendida por 11 meses y cuando volvió se llevó la medalla de plata en los juegos de Londres 2012. Esta temporada ha corrido dos segundos por debajo de su tiempo de Londres. La sudafricana no habla de su condición y evita a la prensa.
Semenya no pareció exigirse el miércoles y apuró el paso recién cuando faltaban 200 metros. La china Wang Chunyu, que cruzó cuarta en su heat y no se clasificó, declaró que “es un poco injusto” que tenga esa ventaja. Pero todo el mundo dice que (su condición) es algo natural y que no dejarla competir sería más injusto todavía”.