La eliminatoria a Rusia 2018 comienza para Guatemala el próximo 12 de junio en la serie contra Bermudas y el momento evoca recuerdos y el análisis de tres grandes futbolistas que soñaron en su momento con llegar a la Copa del Mundo.
Francisco Pinula Contreras, Óscar El Conejo Sánchez y Juan Manuel Memín Funes no solo deleitaron con su accionar a miles de retinas guatemaltecos, sino marcaron una época en el balompié.
Cada uno poseía distintivos especiales. Pinula era todo velocidad, con tremenda capacidad anotadora. El Conejo, el más completo, exquisitez, buen pasador y gol. Memín, técnica y liderazgo.
Francisco Contreras
Nació el 17 de septiembre de 1934, en Santa Catarina Pinula.
Tiene 80 años, ocho hijos, 19 nietos y seis bisnietos.
Con Comunicaciones logró cuatro títulos, de ellos un tricampeonato. Su primera aventura como técnico fue con el desaparecido Armenia Lorena.
Leyendas
Cualquier técnico hubiera deseado tenerlos dentro de su armado. Brillaron a placer en sus equipos domésticos y a más no poder con la Azul y Blanco, donde consiguieron varias hazañas y récords, que lamentablemente nunca alcanzaron para lograr la proeza mundialista.
Dentro de los tres encierran nueve eliminatorias mundialistas, más del 60 por ciento de las que se han jugado— y 49 duelos. Tienen voz garantizada para hablar de la nueva aventura mundialista que emprenderá la Bicolor, a partir del 12 de junio contra Bermudas.
Francisco Contreras, sobreviviente del primer grupo de seleccionados que peleó por clasificar a una copa del mundo —Suecia 1958—, fue el autor del primer triplete en una eliminatoria —Chile 1962—, el 28 de agosto de 1960 contra Costa Rica.
Contreras también fue el primero en anotar con la Bicolor en la inicial etapa de preparación rumbo a Suecia. Pinula celebró un doblete ante Cerro Porteño, el 23 de enero de 1957.
Sello del conejo
La magia que tenía en sus botines Óscar Sánchez quedó patentizada de manera rápida con la Sele. Pese a entrar de cambio en su debut en una eliminatoria por Félix la Polilla McDonald, el Conejo se las arregló para conseguir un doblete contra Panamá, el 17 de septiembre de 1976.
Eso solo sería el augurio de la hazaña que vendría después. Un triplete cosechado ocho días después, siempre ante los canaleros, que abonados a otros dos tantos —uno ante El Salvador, el 8 de diciembre de 1976, y otro frente a Costa Rica, el 26 de noviembre de 1980— servirían para colocar a Sánchez, con siete dianas, como el mejor artillero en eliminatorias.
El Conejo Sánchez
El 15 de julio de 1955 nació en Escuintla. Al año siguiente se trasladó a la capital, a la zona 6 —calle La Sierra—. Tiene cuatro hijos y cinco nietos.
Su primer equipo fue una selección juvenil que disputó juegos nacionales.
Ganó siete cetros: seis con cremas y uno con rojos. Cuatro veces seguidas fue campeón goleador.
Un récord que tardó 20 años en destrozar el actual capitán, referente y goleador, Carlos el Pescado Ruiz.
La marca de Funes
El propio Pescado está cerca de romper la marca de Juan Manuel Funes, futbolista que ha participado en cinco eliminatorias mundialistas de manera consecutiva desde México 1986.
Memín, con 23 juegos en eliminatorias y tres goles, uno de ellos de antología —olímpico—, el 21 de diciembre de 1996 frente a Estados Unidos, fue el encargado de portar el gafete de capitán de la Bicolor en el camino a Francia (1998) y Corea y Japón (2002).
Distintos
Los tres exfutbolistas y técnicos, sin duda alguna formaron parte del selecto grupo de futbolistas guatemaltecos que siempre saltaron al rectángulo de juego con una variedad de uniformes incrustados en su cuerpo, al perfecto estilo de los camaleones. ¡Qué locura, no!, una total rareza.
Trajes de arquitectos, artesanos, escultores, pintores, actores y de dibujantes, eran parte de la investiduras que utilizaban los exseleccionados, abajo de su tradicional uniforme de futbolista, cuando saltaban al terreno de juego enfocados en la misión especial: hacer arte con el balón de futbol.
No pateaban el balón solo por patear, no la llevaban solo por llevarla, no corrían solo por correr. Su pensamiento era otro. Detallaban y adornaban todo lo que hacían, sin caer en la arrogancia, pero sí en rozar la elegancia con sus gestos técnicos.
Como perfectos camaleones, sabían camuflajearse en cada acción del juego. Entendían cuándo ser arquitectos, cuándo artesanos y cuándo pintores, situación por la que marcaron tendencia y época en el balompié guatemalteco.
Camino difícil
“Creo que si antes hubieran existido las posibilidades que hay ahora para asistir a una Copa del Mundo, junto a mis compañeros de fórmula —Fredy Pingo Masella, Augusto Culiche Espinoza, Jorge Víckers y Enrique Gigante Rodríguez—, seguro hubiéramos asistido a la máxima competición mundialista”, resalta Pinula.
Juan Manuel Funes
Creció en la colonia La Palmita de la zona 5 capitalina. Acaba de cumplir 49 años. Tiene dos hijos: Nicolás, de 7 años, y Luciana, 5.
Debutó en Municipal a los 16 años y un años después con Selección Mayor.
Posee nueve cetros: Cuatro con cremas, tres con rojos y dos con Aurora.
Contreras se reafirma en la postura de que en su época los caminos eras más escabrosos y no contaban con las suficientes herramientas para sobresalir.
“Antes el camino era más complejo. No habían muchas opciones y no contábamos con tanta comodidad como la que existen ahora para los futbolistas. Por ejemplo, siempre nos transportábamos en camioneta, y nunca nos dieron comodidades”, agrega el exjugador de Comunicaciones.
El Conejo no se separa del pensamiento de Contreras y agrega que aunque eran otras circunstancias, el alcanzar el sueño mundialista implicaba más cosas.
“Es cierto tuvimos nuestras oportunidades y fracasamos, pero el entorno era muy distinto del que ahora se respira. Nosotros jugábamos con la Selección Nacional, no por viáticos o tener algunos viajes, lo hacíamos por amor y pasión, pero a veces eso no alcanza. Muchas veces nos quedamos por lo físico y psicológico”, admite con sinceridad el futbolista que marcó a una generación de seleccionados y aficionados.
¿Qué falta?
“El problema sigue siendo el universo de jugadores que existe; es muy corto. No hay de donde escoger. Nadie resalta a niveles elevados. En mi época había suficiente y abundante material humano”, admite el reciente removido entrenador de la Bicolor Sub 17, Juan Manuel Funes.
“Pese a que ahora hay más escuelas y academias de futbol, y colegios interesados en la práctica del balompié que antes, no hay recurso humano calificado que compita con las demandas que el futbol moderno requiere. Muchos practican solo para mejorar y otros enseñan solo por necesidad. Es un fenómeno complejo”, añade Funes, quien espera la notificación de la Federación de Futbol de Guatemala —Fedefutbol— para ligarse a un nuevo proceso de selección, derivado a que aún tiene contrato.
En la línea del pensamiento de Memín, Contreras y Sánchez, al igual que otros tantos conocedores del deporte rey en Guatemala, citan que la estructura y la dirigencia son los causantes del nulo y poco avance.
“Los jóvenes necesitan oportunidades para desarrollarse. Sin embargo, el ente encargado de generarlas no hace nada por provocarlas. Hay que generar cambios, y los procesos son la única forma de que podamos salir adelante. Es aburrido el tema, pero nadie le entra”, expresa con lamento Pinula.
“La dirigencia es la que nos tiene inmersos en la mediocridad. Ellos quieren manejar el futbol a su conveniencia y no a lo que dicta la ciencia. Siempre quieren cambiar todo sin tener un sustento en las acciones que emprenden. Quitan y ponen jugadores a su sabor y antojo, y lo peor es que quieren mangonear siempre a los técnicos nacionales”, enfatiza con un total enfado El Conejo Sánchez.
Rusia 2018
“Las posibilidades están presentes. Sin embargo hay que ser consecuentes, necesitaremos de hasta la suerte para decir presente en Rusia 2018. El problema es que nuestro nivel sigue estancado y los rivales han ido creciendo. Ojalá y a los muchachos les alcance para decir presente. Nos urgen más jugadores como José Manuel Contreras y Carlos Ruiz”, expresa el extécnico del Armenia Lorena, Francisco Contreras.
Óscar Enrique, decepcionado por la mala actitud en la última final del volante uruguayo de Comunicaciones Paolo Suárez, al mofarse del hexacampeonato blanco ante el acérrimo rival, anhela de corazón que el sueño mundialista pueda cumplirse en esta siguiente aventura
“No soy nada rencoroso con mis pensamientos. Espero que los muchachos puedan hacer la hombrada. Tienen todos los elementos a su favor, un vasto cuerpo técnico, implementos y comodidades. Pero no deben de olvidarse que las distancias se han recortado y que somos de los pocos que no hemos podidos dar pasos hacia delante. Esperemos que nos alcance con lo mucho o poco que tenemos”, reconoce Sánchez.
Funes continúa con la exposición de su idea de que no hay suficiente talento y reafirma su razonamiento en la idea de qué con los jugadores que hay alcanza solo para ganar partidos no eliminatorias.
“Las ganas y el derroche físico no ganan eliminatorias, con ellos se puede triunfar solo en algunos partidos del plano nacional. Seguimos sin estar preparados”, confiesa uno de los eternos capitanes de la Bicolor.
Recuerdos
“Viví momentos únicos y especiales como futbolista. Creo que si me hubiera dedicado a otra profesión nunca hubiera saboreado las mieles que probé pateando un balón de futbol”, señala lleno de nostalgia Francisco Contreras, el considerado puntero de oro en la época de 1956 a 1962.
“Hice muchos sacrificios para dedicarme al futbol, pero lo hice porque me apasionaba, no era tanto por el dinero. Me sentía realizado cada vez que me paraba en el rectángulo de juego. Me reconfortaba aún más el hecho de cómo la afición agradecía nuestras faenas. No había violencia ni pugnas por los marcadores”, agrega Pinula.
Sin separarse del sentimiento de Contreras, Sánchez adiciona que lo que marcó su rumbo como futbolista, tanto a nivel de selecciones como de equipos, era el observar cómo los seguidores hacían una fiesta de un simple juego de futbol.
“Era algo impresionante. La gente llegaban por multitudes. Incluso, dormían en las afueras del estadio para comprar al día siguiente los boletos. Recuerdo que yo salía del camerino a ver cómo era el ingreso una hora antes del partido. Esas eran aficiones, no como las de ahora, que de verdad dan tristeza”, sentencia El Conejo, considerado por el propio Pinula y Funes, como el mejor futbolista que ha tenido Guatemala.