Santino se contagia del buen ambiente de los rojos, y es tal la amistad que existe entre él y el resto de los jugadores escarlatas, que Danilo Guerra le ofreció un helado si hacía cinco técnicas seguidas, lo que logró sin tantas complicaciones.
El pequeño se siente muy feliz de acompañar a su papá a los entrenamientos y el verlo jugar le llena mucho orgullo, según admite el joven jugador con una sonrisa en el rostro.
Los jugadores rojos le han abierto las puertas y ponen mucha atención a las preguntas del pequeño que no pierde detalle de todo lo que hacen.
Mientras el grupo trotaba, el pequeño los acompañó durante dos vueltas, pero luego subió a los hombros de Luis Cardona con quien terminó los ejercicios.
Los rojos respiran con alegría el buen momento previo al clásico 296 frente a Comunicaciones que además definirá al ganador de la fase de clasificación.