El cariño y admiración que prevalecen en la afición azul demuestra que Morales es el mayor referente cobanero y un verdadero profeta en su tierra.
El niño de papá
Nelson Morales comenzó su sueño de ser futbolista como cualquier niño, pegándole al balón en las calles de tierra de Cobán, en donde eran infaltables las chamuscas, así como también en la finca en la que laboraba su papá, José Luis Morales (q. e. p. d.).
Entre sus primeros equipos estaba el Mosquetes de Tiburcio, y el de su escuela Salvador de Oliva.
“Me gustaba andar y patear la pelota como todo niño. No tuve otro deporte; me inicié como defensa. Recuerdo cuando empecé con la categoría especial que jugaba de lateral derecho”, dice.
Durante su exitosa carrera compartió con varios entrenadores, entre ellos el argentino Julián Trujillo, quien lo instó a mantenerse en el futbol, después de un momento difícil en su carrera, y lo motivó para continuar en el deporte.
El argentino, amigo del papá de Nelson y de la familia, fue quien lo dirigió en la mayoría de equipos en los que estuvo y con quien levantó la copa de campeón en Jalapa —desaparecido—.
“A Julián le debo mucho de mi carrera. Me ascendió de la especial (1994 a 1996) a la Segunda División con el equipo de Panzós, y me contrataron como profesional, porque ya devengaba un salario. El camino nos separó un tiempo, porque después nos reencontramos en Jalapa”, cuenta el defensa, quien también reconoce la influencia de estrategas como Álex Monterroso, Eduardo Santana y Luis el Ruso Estrada.
Si algo ha caracterizado a Nelson es su temple, reserva e introversión. “En toda mi carrera tuve ese lado negativo, que era un jugador muy callado, incluso en mi vida privada lo soy. Siempre me molestaban que debía hablar más y ahora entiendo por qué, ya que debe haber más comunicación en todo”.
Ni rojo ni crema
El Patrón, en su mejor momento futbolístico fue pretendido por equipos de la capital —Municipal, Comunicaciones y Usac—, y llamó la atención el que no aceptara y prefiriera a los departamentales, con los que fue campeón; casualmente, las tres coronas las obtuvo disputando los partidos en los torneos Clausura y todas frente al mismo rival: Municipal.
El primero fue con la camisola cobanera en el 2004, después con Jalapa en el 2009 y defendiendo a los chivos en el 2012.
¿Y por qué nunca vino a rojos y cremas? Es simple, el amor a su tierra y familia eran lo más valioso. “No acepté en mi tiempo, porque me sentía bastante bien con mi gente, con la junta directiva de ese entonces, y no digamos con mi familia y la afición; estaba cómodo. Después vino otro tipo de administración, y eso fue lo que me hizo irme de Cobán”, reconoce Nelson, quien asegura que no aceptó las propuestas de rojos, cremas y la Usac, porque nunca le ha llamado la atención vivir en la capital.
“Por el trajín me gusta más estar en la provincia, es más tranquilo. Por eso cuando decidí irme fue a Jalapa, no a Comunicaciones, que me habló, en ese entonces, por medio de Julio González —jefe del área técnica y deportiva de los albos—, quien me pidió que lo acompañara, pero preferí la provincia”, explica.
El amor por el Cobán Imperial ha sido notable, por eso se decía que en sus contratos pedía no jugar contra su exequipo, como cuando estuvo en Jalapa y Xelajú MC.
“Realmente fue suerte que no se dio jugar contra Cobán, aunque es cierto que cuando Cobán estaba en Primera División me hablaron de la Usac; les dije que yo jugar contra Cobán no lo haría, en forma de broma, con el directivo que me había hablado, porque ambos estaban en la misma división”, dice.
Algo que caracterizó a Nelson Morales fue su juego limpio, recibiendo en dos ocasiones el reconocimiento de Caballero de la Cancha, en el 2001 y 2005; incluso, en su carrera futbolística, únicamente recibió dos tarjetas rojas, que las recuerda perfectamente. “Fueron por acumulación de tarjetas. La primera vez que me expulsaron fue con Cobán, cuando estaba en Primera División, en el estadio del Ejército. Otto Barrios era el árbitro. Y la otra fue con Xelajú, en Liga Nacional, contra Heredia, cuando se jugaba en San José Petén. En esa ocasión fue Jonathan Polanco quien me la mostró. Ambos por por doble amarilla, nunca por mala intención”, asegura.
Pero que los árbitros no le mostraran tarjetas amarillas, no era porque Morales las evitara, como él mismo lo indica, era porque practicó el fair play. “Siempre me gustó jugar fuerte, pero hacia la pelota. A veces me molestaba que tenía que pegarle más fuerte a los jugadores que se les va un poco la fuerza, pero nunca tuve esa intención”, asegura.
De igual manera recuerda del único gol que anotó. “En mi carrera tengo un solo gol. Fue en el Estadio Verapaz contra Teculután. Estaba Jorge Hilton de portero; recuerdo que fue un rebote fuera del área y con la izquierda le pegué y anoté, que no es la habitual para mí”, dice el número dos de los cobaneros, quien utilizaba ese número sin ningún motivo especial. Desde que estuvo en Panzós lo portó; solo con Deportivo Carchá y Xelajú MC cambió.
Con la Azul y Blanco
En su paso con la Selección Nacional, entre el 2001 y 2006, y sus 31 partidos internacionales oficiales, Morales vivió momentos únicos, como la eliminatoria mundialista rumbo a Alemania 2006.
“Quizá no jugué mucho, pero siento que me fue bien en los partidos que estuve, lo hice como si fuera el primero que iba a jugar. Realmente trate de darlo todo, como lo daban mis compañeros de selección en ese entonces”.
El adiós
Ahora tiene un nuevo reto, como subentrenador de los Príncipes Azules, al lado de su compañero de mil batallas, Fabricio el Chapa Benítez, luego del partido de despedida organizado por aficionados azules el año pasado, el 6 de junio, que coincidió con la fecha en la que Cobán se coronó campeón en la Liga Nacional —2004—.
La mayoría de jugadores que participaron en la obtención del campeonato despidieron al número dos cobanero con un lleno en el Estadio Verapaz, a pesar de la constante lluvia.
Pero el último partido oficial disputado por Nelson fue el 4 de mayo del 2014. “En ningún momento hice público que me iba a retirar. Recuerdo que estando en Xelajú se lo mencioné a mi esposa e hijos, que al regresar a Cobán era hora de pensar en mi retiro”, comenta Morales en la comodidad de su hogar.
En esa oportunidad disputaron la clasificación contra Zacapa. Aunque muchos no lo creían, su familia y amigos cercanos lo sabían, Morales estaba jugando su último encuentro. “Me impresionó ver una manta que decía: Árbitro, no pités el final, que Nelson se va. Seguro mi hermana fue la que se enteró y les dijo a los pocos aficionados que habían, ya que el clima era malo y el equipo no iba bien. Ganamos 3-1. Fue algo grande para mí despedirme con una victoria, y agradecido con Tinoco —Gerson—, que cada gol que anotaba me lo dedicaba”, recuerda del día de su retiro.
Duro golpe
En el partido de despedida se vio a Nelson Morales ver hacia el cielo en varias ocasiones, y luego de saludar a los aficionados se acercó al centro de la cancha extendiendo sus manos y manifestando: “Gracias, padre; gracias, papá; te quiero, papá…”.
“El fallecimiento de mi padre fue un golpe duro para mí, para toda mi familia, mi madre y hermanas. Tuvo un accidente y no se logró recuperar. Está en manos de Dios, qué más puede pedir uno. Sabemos que para allá vamos todos”, se lamenta.
“Logré superar esa etapa. Ese año que radiqué en Quetzaltenango y obtuve el campeonato de Copa con Xelajú, fui partícipe de eso y se lo dediqué a mi padre, como también el campeonato del 2012. Sabía que está en el cielo apoyándome en cada momento”, expresa.
De su padre, José Luis Morales, también aprendió a labrar la tierra, que es otra actividad a la que se dedica el entrenador cobanero. “Con mi hermano trabajamos una finca. Él la dejó para eso, porque realmente siempre fue un hombre de campo; siempre vivió rodeado de la naturaleza. Queremos seguir sus pasos. Realmente me gusta el campo; vivir en la naturaleza es lo más rico; acompañar a las personas de la provincia es algo inolvidable que no todo el mundo lo vive”, confiesa.
Por su trabajo en la finca, varias personas piensan que tiene el sobrenombre de el Patrón, pero él mismo aclara que fue luego de una publicación en Prensa Libre que recibió el apodo. “En la finca todos somos patrones. Mi hermano, toda la familia, tenemos eso de mandar; uno convive con las personas, verifica que los trabajos estén en orden y que nada les haga falta”, explica.
Después del futbol
Luego de su retiro fue incorporado a la directiva cobanera y sigue fungiendo en ella, al estar a cargo de trabajar con los patrocinadores, junto a la nueva directiva, que le ha dado la confianza, entre ellos Patricio Quinteros.
Fue sorpresivo saber que el técnico Fabricio Benítez lo requiriera como su subentrenador. Aunque había expresado su interés por estar junto a los jugadores para pedirles responsabilidad, disciplina y apoyarlos, no se imaginó que fuera tan rápido el proceso.
“Fabricio es quien sabe más; uno va aprendiendo a su lado. Él sabe de los movimientos. Estamos en constante comunicación junto al preparador físico, Pedro Torquemada, tratando de llevar el equipo hacia el éxito; poco a poco lo vamos a lograr”, dice Morales, quien confiesa que siente raro que le llamen profe, porque todavía tiene el alma de jugador; además, hace poco tiempo dejó la cancha.
Pero en su corazón sabe que lo principal es el apoyo. “Apoyemos y creamos en nuestros futbolistas, porque son ellos los que pueden cambiar la historia, el rumbo del futbol de Guatemala”, manifiesta Nelson, el Patrón de la defensa que ahora forja jugadores.