“La verdad, fueron momentos duros porque sabía que había recaído nuevamente. Si hay alguien que está con uno siempre es la familia, mi esposa y mi hija Marcela. Hubo ocasiones en los que remataba con ellos por la desesperación de no jugar, pero es por eso mismo la tristeza”, recordó el futbolista.
El jugador, de 29 años, debutó como profesional en el 2005, pero fue hasta el 2006 que definitivamente se quedó con los albos. El primer episodio de lesión llegó en el 2011 para el jugador, pues la rodilla derecha sufrió un fuerte golpe y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.
“En esto hay que tener paciencia, mis lesiones han sido frecuentes y fuertes, por lo que tardan mucho tiempo en recuperarse; lastimosamente a mí me ha tocado, pero todos estamos expuesto a ello. Lo único que sí me molesta es que los golpes que me han dado han sido bien descarados; pero bueno, es parte de lo que nos toca como jugadores”, afirma.
Nace la ilusión
La pequeña Marcela acompaña ahora la alegría de Arreola, quien después de dos meses de inactividad vuelve a jugar un partido completo y recuperado en su totalidad. Este recital de regocijo fue bien complementado con dos anotaciones: el primero, convertido en el 5-0 ante Petapa y el segundo, en el 3-0 frente a los Halcones.
“Sentí mucha felicidad al anotar, ya tenía unos seis meses de no meter goles. Me recordé de que mi esposa me decía que ya no aguantaba las ganas de verme jugar y gracias a Dios regreso con gol y de titular; es un lugar en que siempre quiero estar”, agregó Jairo. El jugador ahora sueña con ser llamado a la Selección Nacional.