“De los últimos tres campeonatos ganados este fue el que más disfruté, porque lo sentí como algo propio”, explica el exfutbolista.
A decir de Gómez, confía en que este sea el inicio de muchos otros triunfos y que espera formar futbolistas que logren trascender en el futuro cercano.
“Dándoles lo mejor obviamente vamos a generar futuros futbolistas que van a dar el cien por cien. De mi parte estoy agradecido con los dirigentes, ya que tuvieron la confianza de darme esta oportunidad y se logró el título que quizás fue algo que no lo esperábamos tan pronto”, sostiene Rigoberto.
LA CLAVE
La Chula indica que uno de los factores que fue determinante para lograr el título de la categoría es que el grupo siempre se mantuvo sólido.
“Para mí la clave fue la unidad. Nosotros desde el inicio les expresamos que queríamos conformar una familia. Queríamos que el grupo se sintiera siempre protegido. Hasta el día de hoy todos participaron, todos jugaron y en ningún partido se repitió la misma alienación. De los 29 que estaban inscritos, los 29 jugaron”, resalta Gómez.
Destaca que sí tenía una columna vertebral desde la cual partía y de ahí que llegó el éxito.
“Todos caminamos bajo los mismos lineamientos. Nadie ha sido visto por encima del grupo y el respeto ha sido primordial”, indica Gómez.
El exvolante de los cremas que usaba el número 22 en su camisola, resalta que la sub 17 es un equipo que no puede darse el lujo de perder y que siempre se mantuvo en la parte de arriba desde el inicio del campeonato.
“A pesar de que estamos en una categoría de formación, no nos podemos dar el lujo de perder. Esa es nuestra filosofía y nuestra exigencia. Si queremos vestir esta camisola, la tenemos que respetar”, resalta.
Expone que en la final se logró romper el temor de no ganar.
“Contra Petapa fue un partido muy difícil y en los lanzamientos penaltis, los muchachos demostraron frialdad y sobre todo las ganas de ganar siempre. Lo hicieron con una categoría enorme”.
El exvolante albo llegó al equipo en 1995 y tras un breve paso por Azucareros retornó en 1996 para brillar con luz propia.