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Rigoberto Gómez y el fin de una era en el futbol 

Rigoberto Gómez puso fin una su faceta como jugador, tras 20 años de carrera con Comunicaciones, el club de sus amores, y ahora espera madurar su carrera como entrenador.

Rigoberto Gómez durante la sesión de fotos realizada por Tododeportes. (Foto Prensa Libre: Michelle Poujol).

Rigoberto Gómez durante la sesión de fotos realizada por Tododeportes. (Foto Prensa Libre: Michelle Poujol).

Sin saber si su destino ya estaba cumplido, si alcanzó la perfección o si de a poco el cansancio lo invadía, el límite llegó y sé posicionó como el siguiente paso en su vida.

La decisión rondaba por su mente, el adiós y la tristeza lo visitaban cada vez que veía la convocatoria y su nombre no formaba parte del llamado, fue así como empezó a formar la palabra retiro; esa que al anunciarlo lo llenó de nostalgia y lágrimas.

El empuje para despedirse fluyó en minutos, esos que siguieron al festejo del hexacampeonato crema, ese que aunque le fue dedicado, él no se sintió un constructor activo. Para él, las sensaciones en ese momento fueron “distintas” y no se parecían nada a lo que ya había vivido, y eso lo llevó a decir “adiós”, ese que lo acechaba desde inicios de año.

“Faltaba un empujón para tomar la decisión y fue después de ganar el título”, reconoce la Chula, quien de manera distinta en esa final decidió tomar a su familia e ir a cenar con ellos tras el partido, momento en el que les da a conocer que no seguiría como futbolista profesional.

Como todo impulso, el siguiente paso lo llevó a comentárselo a sus compañeros al día siguiente, durante la cena de festejo, que terminó invadida por las lágrimas de sus compañeros, a quienes vio crecer por años.

La decisión correcta

Para poder reconocer la importancia del adiós de Rigoberto Gómez, hay que recordar la peculiar llegada al país, esa que le cambiaría la vida y la cual había tomado porque no tenía “nada que perder”.

Gómez llegó a Guatemala como parte de una prueba, en la cual Comunicaciones esperaba a un delantero “alto”, según recuerda, y no a un mediocampista “delgado” como él. “Me vine sin jamás haber salido antes de Honduras, sin saber tomar un avión”, recuerda.

Tras su estancia durante dos semanas, el técnico Juan Ramón Verón decide contar con él y se queda en el país para jugar con azucareros, luego regresa a Comunicaciones y así fue hasta su último partido.

En un lugar sin conocidos y con gran juventud, Gómez pasa por un momento difícil y piensa regresar a Honduras, pero son algunos compañeros como Milton Tyson Núñez y el Pando Arriola quienes lo convencen para que no se fuera, situación que 20 años después la cataloga como la más acertada.

“No solo porque jugué futbol profesionalmente, sino porque también conocí a mi esposa, aquí nacieron mis hijos y conocí a personas a las que aún les agradezco por muchas cosas”, señala.

El largo camino

Rigoberto Gómez, consiguió ser parte de la institución blanca durante 20 años, tiempo en el que formó un nombre importante dentro y fuera de la cancha.

Conocido por los aficionados como el eterno capitán, Gómez vivió con Comunicaciones momentos de abundancia, así como de escasez. “En el inicio fue una época en la que tuvimos, creo, hasta mucho; nos íbamos a hacer la pretemporada a Estados Unidos, salimos campeones, venían jugadores de renombre”, rememora Gómez.

Tras ese momento de abundancia y comodidad vienen los años de las arcas vacías. “Llegó el momento en el que pasaban hasta dos o tres meses sin que pudiéramos cobrar, sumado también a eso a la sequía de títulos”, cuenta.

Fue del 2008 a la fecha cuando el rumbo del conjunto albo tomó un nuevo rumbo y la vida comenzó a sonreírles desde el punto económico hasta el futbolístico.

“En mi primera época como jugador me tocó estar en un camerino con grandes jugadores, en donde ellos me enseñaron mucho. A mi corta edad compartí con personas que eran líderes, uno debe aprender a apreciar las cosas buenas y desechar lo malo”, comparte Gómez, quien es considerado un parte fundamental del equipo dentro y fuera de la cancha por su liderazgo y calidez como persona.

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De la cancha a la banca

Rigoberto Gómez venía como un habitual titular en la era de Sopegno, cuando Comunicaciones consiguió el tricampeonato, y es en un enteramiento previo al último partido de la clasificación una lesión le afectó y es cuando Jorge Aparicio tomó su lugar y se aferra a él.

“Recuerdo bien ese momento, fue casi al finalizar el torneo. Yo tuve la mala suerte de que casi siempre en las fases finales me lesionaba; como dicen, tanto nadar para quedar en la orilla”, expresa el capitán.

Es en ese momento, Gómez estuvo cerca de quebrarse el tobillo y su recuperación fue de casi tres meses; sin embargo, en el momento en el que consiguió regresar tuvo una dura competencia. “Era difícil porque por más que entrenara fuerte, no veía una oportunidad y yo estaba acostumbrado a ser titular”, agrega.

Gómez comparte con Sopegno sobre su momento en la banca y decide darle el apoyo. “Hable con él, que aunque no compartía eso iba a darlo todo, ya sea fuera y dentro de la cancha”, recuerda.

Aunque para el equipo Gómez fuera un pilar importante, para él fueron tres torneos duros, en los que la tristeza lo invadía, pero siempre buscó la manera de que los demás no lo notaran. Fue así como se inclinó para tomar la decisión de decir adiós, según recuerda.

Madurez

Para el guatemaltecos-hondureño Rigoberto Gómez, el tema de Selección Nacional fue un punto complicado durante su carrera. En los primeros años no logró consolidar el sentimiento y representar a otro país. “Recuerdo que cuando me dieron la primera convocatoria yo andaba en Honduras y no me enteré hasta que regresé y ya llevaban un día de entrenamiento”, describe Gómez.

Fue en ese momento cuando se le dio la posibilidad de representar a Guatemala, pero sus sentimientos aún no estaban listos. “En ese momento pregunté a varias personas si aceptaba la posibilidad de representar a Guatemala, y recuerdo bien que el entrenador de Comunicaciones —Carlos Miloc— me dijo que era la mejor decisión que podía tomar, así que la acepte”, recuerda.

“Cuando me puse la camisola de Guatemala y jugué no me sentí lleno, no sentí que yo debía jugar allí, es por eso que me salgo y pido que ya no me convoquen”, cuenta Gómez, sin saber que años después su madurez le daría una segunda oportunidad.

Después de ese tiempo, Gómez se casa y nace su primera hija, quien le da un giro total a su vida y le brinda ese extra que faltaba para sentir la camisola de Guatemala. “Cuando ella nace todo cambia, y es allí cuando regresó a las convocatorias y apoyo al grupo que dirigió Ramón Maradiaga, en donde nuevamente me vuelvo a quedar fuera por una lesión, ya en lo último del camino”.

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A plenitud

Cuando el tema empezó a salir a luz, Rigoberto Gómez toma la decisión de vivir cada día como si fuera el último. “Recuerdo que llegaba al campo y decía: este puede ser mi último entreno, mi último partido o mi última visita al camerino”, confiesa. El mediocampista no quería desaprovechar ningún momento vestido de blanco.

“Los compañeros no me dejarán mentir de que les pedía una foto porque pensaba: ‘este puede ser mi último partido internacional’”, recuerda Gómez, quien a su vez reconoce que esa sensación de decir adiós formaba parte de él y de Lizzy, su esposa.

Para Rigoberto Gómez, la decisión ha traspasado solo su vida, y es que durante la conferencia de prensa cuando dio a conocer que no jugaría más como profesional. Su pequeña hija no podía contener las lágrimas, tras ver a su padre diciendo hasta aquí ante los medios de comunicación.

“Creo que ella, junto a mi esposa aún no aceptan y son de las que más han sufrido. El más pequeño aún no entiende bien qué es lo que pasa”, cuenta Gómez.

“Para ella no está aún claro el por qué tomé esa decisión, porque para ella aún podía seguir. Y es difícil porque ellos han sido el motor de uno y ahora verlos sufrir no es cosa fácil. Lo que trato es de evitar comentarios o momentos incómodos, porque son emociones difíciles de dominar”, describe.

Para el capitán, lo más importante de tomar la decisión en este momento fue la convicción de no buscar otro lugar. “Le digo adiós al futbol, por no vestir otra camisola. Comunicaciones me dio todo y creo que lo mínimo que le puedo devolver es este gesto”, expresa la Chula, quien fue buscado por dos equipos de la Liga Nacional, a quienes les agradeció el interés, pero dejó en claro que se retiraba totalmente del juego.

“No puedo, ya dije que no y lo di a conocer públicamente. Tomé la decisión”, aclara.

El futuro

Tras estos años el jugador disfrutó de todos los momentos posibles; pasó desde malos hasta muy buenos, por lo que tener que decir hasta aquí fue algo difícil. “Sabía que la decisión no era fácil, creo que en estos días aún no me ha afectado tanto porque están de vacaciones, creo que cuando ya vea que regresaron a entrenar será más complicado”, afirma La Chula.

Ahora, el futuro de Gómez quedará en sus proyectos personales, quien ya cuenta con los títulos de entrenador y no descarta la idea de entrenar a un equipo y poner en práctica los proyectos personales. “Sé que tengo mucho que dar, y buscaré devolver un poco de todo lo que he aprendido” resaltó.

En respuesta a tantos años con el club, la directiva le ofreció un puesto de entrenador en la casa blanca. Hasta el momento no sabe con certeza cuál de las categorías inferiores tendrá Gómez a su cargo, pero lo cierto es que la otra temporada el volante empezará a vivir esa otra fase en el futbol dirigiendo en la cancha.

Gómez tomó la propuesta con mucha alegría y tras el finalizar las vacaciones se integrará al grupo de entrenador de Comunicaciones.

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