Allá, a finales de los años 1990, ser niña era un punto en contra para practicar balompié, un deporte que durante años fue considerado exclusivamente para hombres. Crecer en la colonia Bethania, zona 7, tampoco era una ventaja. Además, la falta de recursos económicos le impedía a Gloria ilusionarse con lograr algo extraordinario en la vida.
“Tenía 8 años cuando empecé a chamusquear en las canchas de tierra de la Bethania. De donde vengo, soñar no es una opción. No tenía una visión”, recuerda. “Era la única niña, aunque a veces iba con mi hermana Karina. Ahora es muy diferente, y eso es algo que me alegra mucho porque las niñas ya no tienen que jugar solo con hombres”, afirma la seleccionada nacional.
Cuando la gratitud es tan absoluta las palabras sobran 💙#6loriaDeDios #unifut #ellastambienjuegan pic.twitter.com/EAAgbazvcy
— Gloria Aguilar de Mata (@GloriaEstefan10) January 9, 2021
Durante su niñez, Gloria jugaba como delantera en un equipo de niños. No fue fácil. “Recuerdo que en un partido driblé a un rival y la gente comenzó a gritar y a molestarlo: ‘¡Una niña te gana!’, le decían, y reían. Él corrió y me alcanzó, me cometió una falta y fue tan fuerte que caí y se me partió la lengua en dos”, recuerda.
La también mediocampista y defensa salió del campo con la camiseta teñida en sangre. Ese percance la dejó fuera de las canchas hasta los 17 años, pues temía que se repitiera.
Una pasión sin interés por el dinero
Gracias a Prensa Libre por la nota sobre nuestra capitana. Sin duda un ejemplo dentro y fuera de la cancha! Felicidades Gloria 💙⚽️ pic.twitter.com/mO5gwIZMAu
— UNIFUT GUATEMALA (@unifutguate) January 13, 2021
Para la jugadora de Unifut-Rosal, equipo multicampeón de la Liga Nacional Femenina de Futbol, pisar el terreno de juego y patear la pelota es su pasión. No es prioridad el hecho de recibir un cheque cada quincena, aunque sin duda lo necesita para vivir.
“Siempre he puesto el futbol primero, porque es lo que yo amo. En mi primer trabajo, cuando tenía 18 años, me pusieron a elegir. Yo tenía que ir a jugar partidos y pedía muchos permisos para faltar, y al final me despidieron. Pero siempre he encontrado la manera de seguir adelante”, expresa.
Y aunque asegura que de niña no se permitía soñar, gracias al balón y a su talento Gloria ha alcanzado metas que nunca imaginó, como jugar con la Selección Femenina de Guatemala o vestir los colores de algún equipo de la Liga Nacional; mucho menos conocer otros países.
“En la Bethania, uno no piensa que algún día se va a subir a un avión. Yo lo logré con la Selección Nacional”, cuenta, con satisfacción. Pero más allá de viajar a Estados Unidos o a El Salvador, la mediocampista se convirtió en legionaria en el 2017.
Un lugar del cielo 🤍
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Fue una aventura en el Alianza Petrolera de Colombia. Estuvo seis meses también junto con las guatemaltecas Yoselin Franco y María Amanda Monterroso. Una experiencia que atesora de manera especial.
“Hasta hace tres años pude comprarme mis propios zapatos para jugar. Yo creo mucho en Dios y sé que Él ha puesto en el camino a personas para que me ayuden, porque desde siempre me han donado tenis y también jugué con zapatos prestados”, revela quien se considera una mujer feliz por hacer lo que ama y esa ha sido la clave durante su recorrido como futbolista.