Este es el caso de los exjugadores de la Selección Nacional Víctor Monzón y Marco Fión, además del aficionado Raúl Morales, quienes compartieron su patrimonio para conocer parte la historia de tan preciada camisola.
Dorada historia
Desde la primera ocasión que en nuestro país se disputó un partido de futbol, el 14 de septiembre de 1902, la camiseta azul con la franja blanca nació como un reflejo de los colores de la bandera nacional, y en el transcurso de la historia ha ido evolucionado.
Durante años, el azul y blanco ha sido el fiel testigo de grandes y malos momentos en el futbol guatemaltecos. Cientos de jugadores se han secado las lágrimas y otros besado el escudo con una camisa que ha crecido y madurado en diseño, que refleja identidad, nacionalismo y orgullo para muchos.
La vida de la camisola de la Selección Nacional se compone de dos etapas: la primera, en la que no existía un patrocinador oficial, y la otra, la comercial. Esta última arrancó en los años 90, con firmas como Erima y Umbro, cuando también empezó a sufrir una serie de modificaciones.
La histórica representa la película de una camisa azul con la franja blanca como uniforme de local y la camisa blanca con azul para visita. Eran días que en el estadio Mateo Flores asistían hasta 50 mil personas para observar un encuentro de futbol, como sucedió en el primer juego oficial de la Bicolor en la eliminatoria al Mundial de Suecia 1958.
Ese primer partido fue contra la Selección de Costa Rica, el 10 de febrero de 1957. Curiosamente, Guatemala jugó de blanco, en el Estadio Olímpico, hoy Mateo Flores, y cayó por goleada 6 a 2. El choque de vuelta se efectuó el 17 del mismo mes, con un saldo negativo de 3-1, de acuerdo con los datos consultados en la hemeroteca de Prensa Libre.
“Mucho significado”
El Azul y Blanco vivió su primera alegría el 19 de marzo de 1967, al coronarse campeón del Norceca, de la mano del fallecido entrenador Rubén Amorín. Ha sido el máximo logró de una selección a ese nivel y uno de los protagonistas de ese éxito, Marco Antonio Fión, compartió las playeras con las cuales Guatemala levantó la copa.
“Fue una experiencia inolvidable y para recordarlo guardé las playeras con las que jugamos. Eran sencillas, pero con mucho significado. Eran otros tiempos, porque no se tenían patrocinadores y no era fácil quedarse con las camisas. Casi siempre se jugaba y se devolvían, por eso es raro que alguien las tenga”, asegura Fión.
Por su parte, Raúl Cancinos, quien fue técnico de la Selección en 1979, recuerda que eran tiempos de poca bonanza, en los que el uniforme variaba en cada torneo. “Almacenes como Marlyn o el Esfuerzo eran los que nos daban las playeras, pants y zapatos. Las cosas eran diferentes, incluso estaba prohibido cambiar camisolas, porque no había más”, asegura.
Entre las marcas recordadas en 1980 está la Sportex, una empresa quetzalteca que confeccionó una camiseta que se caracterizaba por un cuello en “V”, con orilla azul, al igual que en las mangas. En 1982 y 1983, la empresa nacional Erima fabricó una playera tradicional en azul y blanco. Sin embargo, no era patrocinio, sino adquiridas por la federación.
En 1988, la Selección Nacional participó en los Juegos Olímpicos de Seúl, Corea, con una camisola muy especial para el exjugador Víctor Hugo Monzón, no solo por la magnitud del evento, sino porque fue confeccionada por una empresa coreana de gran manufactura en ese momento, como lo era Pro-Specs. “Fue un diseño hermoso; es de mis favoritas. Cuando hay un partido de Selección es la que uso, aunque ahora me queda un poco apretada —ríe—”.
Ese mismo uniforme fue usado por la Bicolor en la eliminatoria al Mundial de Italia 90.
El coleccionista Raúl Morales, amante a la Bicolor, cuenta con aproximandamente 25 camilas. La más antigua es la que vistió Carlos López Valdez, en 1979.
La empresa Erima volvió a vestir a las selecciones nacionales de 1992 a 1994, solo que esta vez sorprendió con un diseño de una camisola muy peculiar, porque la franja la tenía del lado contrario a lo normal; es decir, de izquierda a derecha. Después implementó otros diseños.
Salto mercadológico
En 1996, la era moderna de la camisola de la selección la impuso la marca internacional Umbro, con una playera que modificó la franja azul e instituyó unos rombos. Es una camisa que evoca muchos recuerdos, sobre todo de tristeza, porque fue la que usaba la selección en la tragedia en el estadio Mateo Flores, donde fallecieron 83 personas y 180 resultaron heridas.
Era la eliminatoria para el Mundial de Francia de 1998, y con figuras como Jorge Rodas, Juan Carlos Plata, Juan Manuel Funes, Iván León, se esperaba vencer a los ticos, un duelo que nadie se quería perder y que terminó en una pesadilla que puso de luto al país. Días después se jugó en Los Ángeles, Estados Unidos, y Guatemala ganó 1-0, pero no le alcanzó, por la derrota en la ida 3-0.
El exjugador Víctor Hugo Monzón compartió algunas de las playeras usadas en su carrera deportiva. Su preferidas son las utilizadas en los Juegos Olímpicos de Seúl, Corea, 1988.
Firmas mexicanas
En 1998, Guatemala firmó un contrato de patrocinio de cuatro años con la marca mexicana Aba Sport, uno de las empresas que más modificaciones efectuó a la playera nacional. El primer diseño despidió la tradicional franja por unas líneas onduladas.
La camisa más recordada por esta empresa mexicana fue la que tenía el rostro de un hombre maya, en especial porque fue la usada por la Bicolor en el empate con Brasil —1-1— en la Copa Oro de 1998 y en la que Juan Carlos Plata marcó la igualdad.
Al final del contrato con Aba Sport, las autoridades deportivas de la Comisión de Selecciones, encabezada por Roberto Arzú, arregló con otra marca mexicana de nombre Atlética, quien le devolvió la tradicional línea blanca o azul a la piel del equipo de todos. Esa camiseta es recordada porque fue la que se usó en el título de campeón la Copa Uncaf 2001, dirigida por el uruguayo Julio César el Pocho Cortés.
Después, Atlética modificó el diseño en el inicio de la eliminatoria al Mundial de Alemania 2006 y presentó una línea vertical al centro de la playera. Carlos el Pescado Ruiz puso de moda la camiseta, por ser una de las figuras en el comienzo de la eliminatoria, al vencer de visita 0-2 a Canadá, el 18 de agosto del 2004, con doblete del delantero nacional.
Camino a Alemania
En el 2005, Guatemala jugó la hexagonal final camino a Alemania de la mano del técnico Ramón Maradiaga, el mismo año que Carlos Ruiz firmó con el Dallas, de la MLS, que era patrocinado por Adidas. Eso influyó para que dicha marca se interesara en una bicolor que soñaba con llegar a su primer Mundial Mayor.
La confianza por lograr el boleto en esa ocasión fue tan grande que Adidas confeccionó la camiseta que la selección utilizaría en Alemania: una playera blanca con celeste sería el uniforme uno y la otra celeste con blanco el dos; en ambas eliminó la franja tradicional. La marca internacional había fabricado un buen lotes de camisas y al final perdió miles de dólares tras la no clasificación.
En la eliminatoria rumbo a Sudáfrica 2010, la Selección dirigida por Ever Hugo Almeida cambió de nuevo de patrocinador, luego de que la Fedefutbol arreglara con Puma. La empresa de origen alemán volvió a los orígenes de la camiseta, con un diseño tradicional y sencillo, que agradó y gustó a los aficionados.
En la actualidad, Umbro es el patrocinador que viste a Guatemala, al firmar un apoyo en el período del 2011 al 2015. Según el gerente de la marca en nuestro país, Adelmar Peralta, hace un mes se volvió a firmar un contrato de patrocinio que vence en el 2018, en el que se incluye un nuevo diseño, que podría estrenarse en la Copa Oro, que se realizará en julio de este año en Estados Unidos.
Fue Umbro la que tuvo el honor de vestir a la Bicolor al Mundial Sub 20 de Colombia 2011, con una camisa que le ha dado el valor protagonista a la eterna franja. En el fiesta mundialista, la empresa inglesa confeccionó una playera edición especial, la cual fue bien guardada por los muchachos protagonistas de esa aventura histórica.
La playera nacional sigue teniendo su propia vida y aporta un valor incalculable al futbol. Umbro es ahora la piel de los jugadores y de millones de aficionados que esperan que Rusia 2018 sea el punto de partido de un capítulo hecho realidad.