A sus 33 años y toda una vida llena de éxito en el futbol profesional de Guatemala, Thompson guarda con mucho cariño cada momento, en especial esos de sacrificio de su madre para verlos triunfar.
Freddy William describe su infancia como algo “bonito y sano”, porque siempre pudo andar por las calles y desenvolverse. “En Barrios, en ese tiempo no había tantas tentaciones como las hay ahora”, afirma.
El volante nacional recuerda que se pasaba los días jugando a la pelota en los barrios y campeonatos amateur de la región norteña, con la firme convicción de abrirse un espacio en el futbol local.
“En Izabal jugué en muchos equipos a nivel amateur, hasta los 15 años. A esa edad me vine a la ciudad de Guatemala a formar parte de una preselección nacional Sub 17. A los 16 años fue cuando Comunicaciones me contrató para una Sub 17 y ahí nace mi vida a nivel profesional en el futbol guatemalteco”, relata.
El jugador llegó en el 2001 al equipo mayor. Antes, en el 2000, integró las filas de Xelajú MC, con el cual logró el ascenso. “Eso fue lo que me sirvió para llegar al plantel grande de los cremas”, refiere.
El barrioporteño, quien vistió la camisola de los albos hasta el 2011 —también estuvo en Municipal (2007-2008) y Albinegros en México (2008-2009), se había ganado un puesto en el armado blanco.
Además, aportó su talento a uno de los procesos más importantes de la Selección Nacional en las clasificaciones al Mundial de Alemania 2006, en la que se quedaron cerca de ir a la primera justa mundialista. Repentinamente, una nube gris se posicionó en su carrera: el dopaje.
Días oscuros
“Hasta el día de hoy sigo diciendo que fue una sanción injusta porque nunca tuvimos nada que ver en lo que pasó”, asegura Thompson al referirse a ese momento complicado de su carrera deportiva.
Dos años fuera de la actividad fue la sanción recibida, debido a que se le detectó boldenona —sustancia prohibida— en un examen de dopaje donde también dieron positivo Marvin Ceballos y el panameño Adolfo Machado.
“Fue duro, pero salí adelante con la ayuda de Dios, primordialmente, y mi esposa, que fue mi bastión. Todo me cayó de la nada. Nunca me esperé que me llegara a pasar algo así. Sin embargo me tocó junto a otros dos compañeros. La pasamos mal y tristes, por no poder jugar”, comparte el futbolista.
Pero en esos momentos difíciles, Claudia, su esposa, fue la fortaleza que le impidió caer en la depresión y juntos se dedicaron a los negocios para subsistir.
Por esa razón, Fredy prefiere decir que a la par de todo gran hombre existe una gran mujer, y no como dice el refrán: “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”.
En el 2013 la vida le volvió a sonreír, gracias al ascenso de Coatepeque a la Liga Nacional. Ese año fue el final de su sanción y las serpientes lo contrataron.
Las cosas le han salido bien nuevamente. Su buen desempeño le permitió llegar al Club Antigua GFC en el 2014 y tiene una carrera prometedora en ese club.
Hace 10 meses la vida le dio otra satisfacción, el nacimiento de su hija Mía, quien ha cambiado la vida de la familia Thompson. Una nueva etapa brilla en el horizonte del mediocampista.
“Es un proyecto muy serio y bien armado, que lo están haciendo para que tenga sus frutos a mediano y largo plazo. Es una plaza bonita. La gente es muy futbolera, está muy entusiasmada e ilusionada. Nosotros también creemos que es así y haremos lo imposible para que este equipo sea campeón”, señaló Thompson.
Recientemente, el entrenador argentino Iván Franco Sopegno lo llamó a la Selección Nacional de Guatemala, un sueño que vuelve a florecer para el hombre de Puerto Barrios.
Thompson será determinanten en el esquema de la Bicolor, que el 4 y 8 de septiembre enfrentará a Antigua y Barbuda en la tercera ronda de la clasificación al Mundial de Rusia 2018, y él está listo para el reto.