La angustia y el dolor llegó con el tiempo y a principios del 2016 el volante decidió operarse, porque la contusión le empezó a generar dolor.
“Lo que pasó fue que no me saque la sangre, eso me formó un callo óseo sobre la tibia y me provocó una fractura por estrés. Me molestaba mucho y decidí operarme, pero la operación se me infecto”, señaló Mejía.
El jugador fue intervenido en la segunda quincena de enero de este año y retornaría al trabajo alrededor del 5 de febrero, pero la herida se infectó y obligó al volante a esperar tres semanas más.
“Estoy tranquilo y contento porque ya va sanando, la herida aún está abierta pero va bien. Debo guardar la paciencia, aunque extraño ya volver a las canchas”, indicó Cuilapa.
El último juego del deportista fue contra Petapa, en la primera fecha del Clausura 2016, entró al minuto 56 en lugar de Steven Robles.