“Tuve una etapa muy bonita con Municipal, futbolística y anímicamente. Me dejó muchas amistades, una bonita afición y la exigencia es estar a tope. Me sentí muy contento de estar en Municipal”, expresa, emocionado, Kamiani.
Nueve años después de su llegada a Guatemala para jugar con la Universidad, en el 2016, se unía a los rojos, luego de varios intentos por hacerse de sus servicios, y estuvo allí dos años, durante los cuales disputó tres finales, perdió dos y logró, hasta el momento, su único título.
“Ese día que logramos el torneo me sentí muy feliz porque era lo único que me faltaba. Lo había conseguido todo en la Primera División. Solo he ganado una copa, pero es especial. Municipal tenía varios años de no conseguirlo. En mi primer año en el equipo perdimos la final en penaltis —contra Antigua GFC—, el siguiente fuimos campeones, el tercero lo perdimos y en el cuarto torneo tuve problemas, por la lesión del tobillo. En dos años jugué tres finales y el último salí por la lesión”, indica.
En ese torneo Kamiani anotó seis goles, pero el que más recuerda es el que llegó en el minuto 30 de juego de la final, cuando se elevó por los aires y conectó de cabeza un centro del salvadoreño Jaime Alas y mandó la pelota al fondo de la portería pechoamarillo. El júbilo y la algarabía se apoderaron de él y se enfiló a la puerta 5 del estadio Doroteo Guamuch Flores para festejar con la afición.
“Creo que todo fue perfecto, anoté en la semifinal y la final para ganar el campeonato. Ese gol lo recuerdo mucho, por levantar mi primer título. Siempre estará en mi mente y en mi corazón”, dice.
La unidad y armonía que tuvo ese equipo permitió, según el mexicano, que los rojos pudieran levantar un título que se les había esquivado por 10 torneos.
“Se armó un bonito grupo y competitivo para salir campeón. Si llegamos a tres finales es porque había muy buen equipo y eso nos llevó a levantar la copa”, reconoce.
Salida repentina
Seis meses después los rojos perdieron la final contra Antigua GFC y en abril del 2018 llegó lo que menos esperaba, una vieja lesión se apoderó de su tobillo y le impidió seguir jugando, pasó por el quirófano y al finalizar ese torneo los rojos le dieron de baja, cuando estaba en recuperación.
“Me sorprendió. No me molestó porque es trabajo. Al otro día fue de darle vuelta a la página, estaba comenzando a caminar y tenía que seguir adelante”, recuerda.
Después de su salida de Municipal, el mexicano tuvo un paso por Xelajú MC y ahora es una de las figuras de Iztapa, equipo que intentaba ser protagonista.
El máximo artillero extranjero en la Liga Nacional se toma todo con calma y será en el Apertura 2020 cuando vuelva a salir al campo para derrochar su talento.