Fue precisamente con los escarlatas, hace 16 años, cuando el destino decidió reunir a los dos sudamericanos.
Tapia, quien se desenvolvía como un recio defensor, se encontraba con los ediles desde los inicios del torneo de Reordenamiento del 2001. Llegó procedente de Achuapa, por pedido expreso del técnico Horacio Cordero.
Ante los malos resultados del engranaje rojo, la junta directiva decidió contratar los servicios del exitoso estratega Almeida.
El cambio de técnico no afectó la titularidad que Tapia poseía en el centro de la zaga de los ediles.
Édgar Estrada, Denis Chen, German Ruano, Israel Donis, Julio Girón, Sebastián Bini, Claudio Albizuris, Gonzalo Romero, Mario Acevedo, Eduardo Barros, Juan Carlos Plata y Daniel Pedroza eran algunos de sus principales compañeros en ese Municipal.
Sin embargo, una lesión en el brazo izquierdo, que sufrió en la sexta jornada contra Jalapa, le cortó la regularidad. Su puesto fue ocupado por el paraguayo Jacinto Zorrilla, quien fue contratado por solicitud del propio Almeida.
La combinación guaraní les sirvió a los rojos para que en septiembre ganaran, en Costa Rica, el campeonato de clubes de la Uncaf. Mientras eso sucedía Tapia trabajaba en su recuperación en el país.
Tres meses después, los ediles consiguieron el título nacional, después de haber derrotado en penaltis a Cobán Imperial. La plaza de extranjero de Mauricio Tapia seguía ocupada por Zorrilla.
Para el Clausura 2002, el defensor argentino se convirtió de nuevo en el tercer legionario del campeón porque Jacinto Zorrilla fue pedido por el club dueño de su ficha —Sol de América—.
Mauricio Tapia, quien era el líbero rojo hasta su lamentable lesión del 2 de septiembre del 2001, sufrió por la situación que experimentó.
“Sufrí por lo que pasó. Tengo que trabajar para que Almeida me respalde. Sé que él tenía una preferencia futbolística por Zorrilla”, fue parte de lo que dijo al retornar.
La felicidad de Tapia duró poco, ya que Almeida lo volvió a rechazar dos meses después, siempre por Zorrilla.
El destino ahora le da la oportunidad a Tapia de vengarse de quien frustró sus sueños con Municipal.