Valverde, cesado el pasado mes de enero después de dos temporadas y media al frente del equipo azulgrana, añadió que el astro argentino es un futbolista “fácil de entrenar” y con “un gran impulso con respecto al grupo, porque tiene una gran ambición por ganar”.
“Eso hace que sienta una gran obligación con el club y con el juego; y obliga a todos a estar a todos a un nivel altísimo”, añadió el ‘Txingurri’, para quien los entrenadores de elite tienen la obligación de estar “con los platos en medio del circo y no se tiene que caer ninguno”.
“Hay que estar con cada jugador, con el entrenador de porteros, el utillero, el de prensa. Yo trato de aglutinar el grupo de trabajo y dar mucha confianza a la gente que tengo alrededor. Donde he ido, he optado por coger gente de la casa, meterles en el grupo y dar mucho margen”, explicó.
En referencia al Athletic, al que dirigió en dos etapas (2003-2005 y 2013-2017) recalcó que “el manejo de la cantera es una ventaja” y “no una presión añadida”, porque los jugadores que están “cerca del primer equipo tienen una base sólida”.
“Sabes como respiran y que la adaptación que al primer equipo va a ser sencilla”, apuntó.
“Hay jugadores en los últimos años que están entrando de una manera clara y sin pasar ningún tipo de transición. Yeray es un caso claro, o Córdoba”, comentó.
Por otro lado, sobre la comparación del juego actual con el de su época como futbolista, cree que “el fútbol ha evolucionado una barbaridad” porque la “diferencia de ritmo altísima” y se juega con “más en conjunto y con superior precisión”.
“La perfección técnica cada vez es mayor. De vez en cuando pongo un partido en el que jugaba y casi no quiero ni mirar”, bromeó Valverde.