El Villarreal acabó el partido como líder, con 16 puntos en seis jornadas, e igualó su mejor inicio de campeonato.
La primera parte fue como habían avisado ambos entrenadores: un partido peleado, trabado y poco vistoso.
El que más puso de su parte desde el principio para que no fuera así, fue el equipo local. Los de Diego Simeone salieron con una idea clara: ser fuertes atrás y buscar lo más rápido posible el área rival.
Así, casi todas las acciones atléticas buscaban el balón colgado al área desde muy lejos, a la búsqueda siempre de la segunda jugada, mientras que el Villarreal fue fiel a su juego, buscando el control de la pelota.
En una combinación entre Soldado y Baptistao, éste se quedó ante Oblak y no perdonó a sus excompañeros. Un gol al cuarto de hora que permitió a los de Marcelino controlar y no tener que arriesgar demasiado.
Los visitantes no variaron su planteamiento y siguieron buscando a un desacertado Jackson y a un desaparecido Griezmann.
La segunda parte comenzó con una declaración clara de intenciones por parte del Atlético, con Torres y Vietto en el campo.
Por su parte, el equipo de Marcelino decidió dar un paso atrás y esperar sus opciones a la contra, a la espera de errores y espacios.
Y así llegó una jugada que dejó a Nahuel ante Oblak, pero el delantero, que acababa de sustituir a Baptistao, no logró rematar el que pudo ser el segundo gol.
La apuesta de Simeone no funcionaba y, tras veinte minutos sin generar peligro, el técnico argentino decidió dar entrada a Correa y poner toda su pólvora en el campo.
Pero a los visitantes les faltó fútbol y no lograron generar demasiado peligro ante la portería rival. Tan solo un disparo de Correa que salvó Areola en los minutos finales pudo alterar el resultado.