El comité de supervisión financiera de la Uefa intervino después que París SG fichó a Neymar del Barcelona por la cifra récord de 222 millones de euros (262 millones de dólares), y el jueves adquirió a Mbappé del Mónaco en un trato bastante llamativo: un préstamo por una temporada, con un compromiso a pagar unos 180 millones de euros (216 millones de dólares) el próximo año.
Ese pacto por el delantero francés de 18 años pareció ser una manera de PSG de intentar evadir el reglamento de fair play financiero de la Uefa, que busca asegurar que los clubes no gasten más en fichajes y salarios de lo que generan en ingresos deportivos.
“La investigación se enfocará en el cumplimiento del club con el requisito de no tener pérdidas, especialmente a raíz de su actividad reciente en el mercado de transferencias”, dijo la Uefa en un comunicado.
El caso podría resultar embarazoso para el equipo de dueños cataríes, y parece ser un indicio de que la Uefa será más estricta con los clubes que gastan a manos llenas bajo el mandato de Aleksander Ceferin.
La Uefa puede llegar a suspender a equipos de la Liga de Campeones por violaciones del reglamento, aunque hasta ahora no hay indicios de que vaya a ser el caso de PSG, que comenzará a disputar la fase de grupos del torneo este mes.
De todas formas, la venta de otras figuras del plantel francés parece inminente en el próximo mercado de enero, de manera que el equipo pueda balancear sus cuentas y satisfacer a los auditores de la Uefa.
“En los próximos meses, la comisión inspectora del organismo de control financiero de la Uefa se reunirá periódicamente para evaluar cuidadosamente toda la documentación relacionada con este caso”, dijo la Uefa.
La Uefa implementó el fair play financiero hace ocho años por iniciativa del entonces presidente Michel Platini, aunque siempre hubo dudas de que los clubes más poderosos realmente fuesen sancionados. El hecho de que el hijo de Platini,
Laurent, empezó a trabajar con un grupo vinculado con los dueños cataríes de PSG alimentó el escepticismo.
PSG y Manchester City, propiedad de un fondo de Abu Dabi, fueron los principales blancos de las primeras sanciones del fair play financiero en 2014. Ambos perdieron 20 millones de euros (23,7 millones de dólares) de sus premios de la Liga de Campeones, y les impusieron límites a los gastos y tamaño de sus planteles.