Algunos tienen creencias extrañas o religiosas. El exestratega de Francia, Raymond Domenech, cree en la astrología y alineaba a jugadores acorde a ella.
Los empleados del Atlético se adaptan como pueden a las manías del Cholo y su equipo, que intenta cambiar la rutina previa la final de Lisboa.
“La gente cree que es Simeone sólo. ¡Pero son todos!”, explica uno de los empleados del Atlético más cercanos al primer equipo, un tipo al que le ha tocado, como al resto, adaptarse a las exigencias del entrenador y de sus ayudantes, enfrascados estos días en no repetir ninguna de las rutinas de 2014, cuando Lisboa terminó como terminó.
A este empleado, como al resto, les queda el consuelo de la paga extra que cobrarán si el Atlético queda campeón de Europa pues así lo especifica el convenio colectivo. Pero la empresa no ha sido, ni está siendo, fácil.
Una vez que se habían adaptado a que preguntase a los jugadores por su horóscopo, a que explicase los partidos de futbol con los tenedores o a que siempre se pusiera la misma camisa, del color que fuera -y lavada, claro- hasta que no perdía un partido. También se habían acostumbrado en el Atlético a repetir rutinas y a ver a su rosario escapar entre los botones de, precisamente, su camisa.
“Soy cabalero”, reconoce él, algo que viene de cábala, de manía, de superstición en definitiva.
Cuando en el Atlético, en resumen, creían haberlo visto todo, la preparación de la final del próximo sábado les ha pasado a todos, o a casi todos, por la derecha.
La final de Lisboa la prepararon con una mini concentración en Los Ángeles de San Rafael, y eso fue así porque Simeone preparó la final de Copa de 2013 (ante el Madrid en el Bernabéu) allí y ganó, y de hecho en 2013 lo hizo porque él, como jugador, lo había hecho antes del doblete de 1996.
Con información de El Mundo.