Este jueves fue distinto. El estadio Ramón Sánchez-Pizjuán lució vacío y antes del inicio del partido se vivió un emotivo minuto de silencio en memoria de todas las víctimas de la pandemia del coronavirus.
Con una imagen insólita para un derbi, sin aficionados en las gradas por las medidas de seguridad sanitaria contra el covid-19. Se respiraba nostalgia.
Sin embargo, aunque las voces de los protagonistas se escuchaban en el terreno de juego, afuera, en las calles de la ciudad, los aficionados disfrutaban con pasión el regreso del futbol.
Los aficionados sevillistas pintaron las calles y aplaudieron el paso del autobús de su equipo, cuando el plantel se dirigía al coloso. Algunos con tapabocas, otros no.
Pero los aficionados no se limitaron a aparecer en las calles cerca del Sánchez-Pizjuán, sino que se reunieron en algunos bares y restaurantes para disfrutar del partido.