Ramos, de 36 años, reconoció que “dejar el Real Madrid fue un cambio muy grande” pero que tenía el objetivo de “seguir ganando” y que el PSG “era una buena oportunidad para cambiar de aires”
“Todo fue muy difícil al principio. Tienes que encontrar un hogar y sentar cabeza, sobre todo cuando vienes con una familia, con cuatro hijos. El proceso fue un poco difícil al principio, pero todo salió bien”, afirmó.
En la capital francesa ha encontrado “muchas estrellas” pero su objetivo en el vestuario es “dejar atrás los egos personales” para que “todos den su mejor versión” porque “eso es más importante que cualquier estrella que se pueda tener”.
Sobre el Bayern de Múnich, su rival en octavos de final de la Champions League, aseguró: “Pienso en el día que les marqué (en 2014). Sabemos que es uno de los mejores equipos a los que nos podemos enfrentar, un gran desafío. Pero superarlos sería un mensaje muy positivo para enviar al mundo. Para ganar la Champions hay que ganarle a los mejores y el Bayern está entre ellos todos los años”.
Reconoció que en el PSG ganar la Champions es el gran objetivo, aunque afirmó que “en el futbol no siempre funciona”.
“Los mejores equipos no siempre ganan. Pero lo que puedo decir es que estoy donde quiero estar y en un club con tantas ganas de ganar la Liga de Campeones. Y quiero aprovechar al máximo lo que queda de mi carrera como jugador”, dijo.
Alabó a su entrenador, Christophe Galtier, por su “naturalidad y humildad”, aseguró que “nunca miente” y que “dice las cosas a la cara”. “Además es un buen entrenador: ha ganado con equipos antes del PSG, y ha adquirido una experiencia que está trasladando a la plantilla”, agregó.
Cuando deje de ser jugador, Ramos se ve “como presidente (de club), director deportivo o entrenador” porque “lo que da la adrenalina es el futbol” algo que ha hecho “toda la vida” y es “lo mejor” que sabe hacer.