El presidente del equipo local, Ibrahim Haciosmanoglu, que se encontraba en Estambul, ordenó que se mantuviera retenidos a Sahan, a tres asistentes y al representante de la Federación Turca de Fútbol en el estadio Avni Aker.
“El árbitro no sale del estadio hasta que yo no esté allí”, ordenó, según la prensa.
Los cinco permanecieron retenidos en el vestuario hasta que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, llamó al enfurecido presidente del equipo para ordenar su liberación.
“No provoquemos un escándalo ante Turquía y el resto del mundo”, pidió Erdogan, según la prensa turca.
El dirigente, famoso por su estilo radical, liberó entonces a los trabajadores, que pudieron salir del estadio escoltados por la policía.