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Real Madrid-Nápoli, aquel duelo de colegio entre 11 amigos contra 11 amigos

Han pasado 30 años desde que se jugara aquel encuentro de dieciseisavos de final de la Copa de Europa que el Real Madrid ganó 2-0 al Nápoli con su estadio vacío. El partido del silencio, con el Bernabéu sin público, fue uno de los dos oficiales que enfrentó a los blancos con el club italiano, que décadas después visitará el feudo madridista con el respaldo de 10 mil aficionados.

Ese es el número de hinchas del país transalpino que estarán en Madrid este miércoles para animar a su equipo. No todos entrarán en el estadio, pero aún así han decidido viajar para apoyar como buenos “tifossi” a un club que hace dos décadas fue eliminado por el Real Madrid a las primeras de cambio con Diego Armando Maradona sobre el campo.

Exactamente, el choque se disputó un 16 de septiembre de 1987. El Real Madrid recibía al Nápoles de Maradona, el mejor jugador del mundo del momento y uno de los grandes de la historia con permiso de Johan Cruyff, Alfredo Di Stéfano y Pelé.

Carlos Santillana, exjugador del Real Madrid.

La temporada anterior, la 1986/1987, unos incidentes en semifinales ante el Bayern Múnich con el portero Jean-Marie Pfaff provocaron que la UEFA sancionara al Real Madrid con dos partidos a puerta cerrada.

El primero, lo cumplió contra el Nápoli. El segundo, que habría sido contra el Oporto en octavos de final, finalmente lo jugó en Mestalla, el estadio del Valencia, a más de 300 kilómetros. Fue un perdón a medias, pero el Real Madrid pasó de ronda en ambos casos y después caería contra el PSV Eindhoven en aquellas famosas semifinales que dejaron a la “Quinta del Buitre” sin Copa de Europa.

Butragueño, el principal referente de aquel Real Madrid, definió el partido contra el Nápoli en el estadio Santiago Bernabéu como un choque de patio de colegio. Uno de sus compañeros sobre el césped aquel día, Carlos Santillana, corroboró en una entrevista con la Agencia EFE las sensaciones del actual director de relaciones institucionales de la entidad madridista.

“Sí, se puede definir así. La sensación era de un partido entre 11 amigos contra 11 amigos porque no había gente y se oía todo lo que se decía. En un partido normal, no se escuchaba nada de lo que dice el entrenador, pero ahí se escuchaba todo. Psicológicamente es difícil mentalizarse para un partido así”, recuerda.

El holandés Leo Beenhakker, entrenador en aquellos momentos, preparó una semana diferente. Para un choque tan especial, decidió hacer entrenamientos matutinos en el estadio Santiago Bernabéu, algo poco habitual en aquellos días.

“Casi nunca entrenábamos en el estadio. Esa semana, sí. Bajamos y jugamos algún partido contra juveniles. Lo hicimos para hacernos a la idea de que no iba a haber nadie. Lo entrenamos en mañanas de días de trabajo y se logró el efecto”, recuerda Santillana.

Después, una vez iniciado el choque tras esa preparación psicológica que funcionó (ganó el Real Madrid 2-0 con goles de Miguel Tendillo y Míchel), hubo un jugador que hizo de público y que ese día estaba en el banquillo. José Antonio Camacho,
no paró en todo el partido.

“Andaba pegando gritos todo el rato por allí. Él imprime ese carácter que tiene y animaba a unos y a otros. Sólo había directivos y prensa. El Bernabéu, acostumbrado en aquella época a cien mil espectadores… pues a Camacho se le escuchaba muchísimo”.

Santillana recuerda que ningún jugador se cortó con el vocabulario. A nadie le importó que se escuchara todo. A 160 o más pulsaciones, no se podía controlar cualquier palabra malsonante que pudieran escuchar las pocas personas que pudieron acceder al estadio, incluida la siempre atenta prensa.

“Decíamos lo mismo. Era un partido de Copa de Europa y daba igual que hubiera gente o no. El lenguaje, ya se sabe, en un terreno de juego se dice de todo y luego después no ha pasado nada. Todo se iba a escuchar por todos los lados e iba a retumbar. Si uno decía cualquier improperio, se oía en todo el campo. Y así fue”.

El caso es que el Real Madrid sacó adelante el choque ante el Nápoli. Después, en la vuelta, aguantó el resultado y empató 1-1. La eliminatoria se decidió en la ida, sin gente, con Camacho como la voz más visible de los cien mil espectadores ausentes y con Maradona frenado por Chendo, actual delegado del primer equipo blanco.

“A Maradona no recuerdo que se le escuchara nada. No tuvo buen día, estuvo muy bien marcado y aparte de eso el equipo jugó muy atrás y defensivo. El Nápoli de ahora es más ofensivo y van a ser dos Nápoles diferentes. En aquella época, hacían un cerrojo cuando salían fuera de casa e intentaban sacar un resultado positivo”, explica Santillana.

Ahora le toca al Real Madrid de Zinedine Zidane hacer su trabajo. Son otros tiempos, otra época, diferentes sensaciones, diferentes jugadores y diferentes generaciones. Pero, sobre todo, el Real Madrid y el Nápoles disputaran un choque con ruido. Con mucho público español e italiano. Nada que ver con aquel duelo de 1987 que Santillana resume con contundencia: “Sobrevivimos”.

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