El presidente de la RFEF pidió “perdón sin paliativos” por su comportamiento en el palco de autoridades en la final del Mundial que ganó España y admitió haberse “equivocado” en su posterior beso a Hermoso, que no dudó en calificar de “espontáneo, mutuo, eufórico y consentido”.
“Esta es la clave, fue consentido”, aseguró Rubiales, antes de asegurar que se “está ejecutando un asesinato social. A mí se me están tratando de matar”.
El mandatario federativo sorprendió el domingo en la entrega de medallas del Mundial al sujetar la cabeza de Jennifer Hermoso, la N.10 de la Roja femenina, y darle un beso en la boca tras ganar España la final ante Inglaterra 1-0.
Las imágenes dieron la vuelta al mundo junto a las de sus gestos en el palco agarrándose los genitales, a pocos metros de la reina Letizia.
Un polémico ‘pico’
“¿Un pico consentido es para sacarme de aquí?”, se preguntó Rubiales, asegurando que va a defenderse.
Rubiales, presidente de la RFEF desde 2018, arremetió contra “el falso feminismo que no busca la verdad” y apuntó a tres ministras del gobierno español, entre ellas la número tres del ejecutivo, Yolanda Díaz, que había sido una de las primeras en exigir su dimisión.
“Estas personas que están tratando de asesinarme públicamente, me voy a defender, como cualquier español que se tiene que defender, voy a ejercer acciones contra estas personas”, aseguró Rubiales, que también arremetió contra Javier Tebas, el presidente de La Liga, con el que lleva años de desavenencias.
Luis Rubiales confirma su continuidad: "¡No voy a dimitir! ¡No voy a dimitir!" pic.twitter.com/eiUcPZPkK8
— Pedro J. González (@PGonzalezMedina) August 25, 2023
El presidente de la RFEF, de 46 años, ha sorprendido con su decisión de resistir cuando la víspera la gran mayoría de medios daban por hecha su salida, tras la cascada de críticas que habían ido acumulándose a lo largo de la semana desde todos los ámbitos sociales, especialmente del fútbol y la política.
Desde la Asociación de Fútbolistas Españoles (AFE) y la Liga Profesional de Fútbol Femenino al sindicato internacional de jugadores FIFPro criticaron lo ocurrido, mientras la FIFA, abrió un procedimiento disciplinario a Rubiales.
El presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el ministro en funciones de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, censuraron el gesto de Rubiales, pidiendo que fuera más allá de unas simples disculpas que muchos vieron demasiado forzadas.
“Entiendo el revuelo tan grande que se ha formado, ya he perdido perdón por el gesto (en el palco de autoridades) que me parece muy desafortunado, y el asunto del beso que ya he dicho que es libre, es mutuo, consentido, pero tengo que pedir disculpas por el contexto en que se produjo, no estoy fuera del mundo y sé que me he equivocado”, reiteró Rubiales este viernes.
Denuncias al TAD
La presión sobre el presidente de la RFEF había ido aumentando desde principios de semana y hasta tres fueron presentadas al CSD, que tiene previsto enviarlas al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD).
La propia Jenni Hermoso, hizo saber el miércoles a través de su sindicato, Futpro, su deseo de que se tomaran “medidas ejemplares” contra Rubiales, quien este viernes aseguró no entender como la jugadora había pasado “de la anécdota al silencio y a un comunicado que no acabo de entender”.
“Hoy ya puedo anunciar que vamos a llevar al TAD una denuncia por falta muy grave”, dijo este viernes a la Cadena Ser el presidente del CSD Víctor Francos, declarándose “sorprendido” por la decisión de Rubiales.
“Lo que hemos visto hoy en la Asamblea de la Federación es inaceptable. El Gobierno debe actuar y tomar medidas urgentes”, aseguró la vicepresidenta Díaz este viernes en la red social X (ex-Twitter).
“Se acabó la impunidad para las acciones machistas. Rubiales no puede seguir en el cargo”, añadió Díaz.
“Vergüenza ajena”, escribió en sus redes sociales el exportero de la selección española, Iker Casillas, que se retiró de la carrera en las últimas elecciones federativas ganadas por Rubiales en 2020.
Y Javier Tebas aseveró en X: “Los gestos misóginos (de Rubiales), las expresiones soeces, el desastre protocolario y los insultos de este último bochorno mundial, no son una sorpresa”.