Algunas veces minutos, a menudo horas y ocasionalmente tiene que pasar una noche, durmiendo en el suelo y quedándose allí hasta que todo esté tranquilo. Cuando se siente a salvo y seguro, deja el lugar. Y el balón sigue en las manos del pequeño Luka Modric.
“El balón estaba conmigo siempre”, afirma Modric a la AFP. “Cuando llegaba al refugio, lo llevaba conmigo y jugaba allí con mis amigos, con todo el mundo. Organizaba partidos. Para mí, el balón lo era todo”, añade.
La guerra de los Balcanes, que condujo a la independencia de Croacia, forzó a su familia a dejar su casa para ir a las afueras de Zadar en 1991, pero en el Hotel Kolovare, donde vivieron durante siete años, Modric siguió jugando.
“Rompí muchas ventanas en el hotel y en coches de la gente y todos estaban hartos de mí. Mi padre tenía que pagar por ello y era caro”, explica.
El fútbol significó un escape para él. “Recuerdo el miedo. Estábamos jugando al fútbol y sonaban las alarmas. Era algo normal”, señala.
– Alarmas en su niñez –
Dos décadas después, nadie puede todavía quitarle el balón a Modric, el organizador del Real Madrid, y catalogado por su compañero en la selección croata, Ivan Rakitic, como “uno de los mejores de la historia en su puesto”.
Modric escribe en su autobiografía, ‘Mi partido’, que salió el mes pasado, que es tranquilo, obediente y “sin miedo a nada”. Afirma ser “tímido pero no temeroso”.
Preguntado sobre su acción favorita en un campo de fútbol, ofrece una respuesta inesperada. “Hacer entradas” al contrario, afirma.
El reconocimiento no le ha llegado de forma automática al jugador del Real Madrid, que fue votado como el peor fichaje de la temporada al final de su primera campaña como ‘merengue’. Unas críticas que también conoció en el Dinamo de Zagreb.
“Siempre han existido muchas dudas alrededor mío, sobre mi calidad, mi estilo, mi físico. Decían que era demasiado débil para llegar a lo más alto, pero no me afectó, me motivó más”, dice.
“La gente te juzga sin conocerte, ahora todavía más con las redes sociales, por lo que dejé de leerlas hace tiempo. Tengo mi círculo cercano y me rodeo de positivismo”, señala.
“Recuerdo aquella encuesta (tras su primer año en el Real Madrid) y no fue algo lindo en ese momento, pero creí en mis posibilidades. Sabía que demostraría que era un jugador para el Real Madrid”, añade.
Desde entonces ha ganado con el Real Madrid dos títulos de LaLiga y cuatro Champions, así como un Balón de Oro y el trofeo de mejor jugador del último Mundial de 2018, donde Croacia fue finalista.
En Rusia-2018, Modric tenía 32 años por lo que el reconocimiento le ha llegado tarde.
“La gente mira más a los jugadores que marcan goles o dan asistencias y si no están viendo partidos necesitan tiempo para descubrir a los que no hacen estas cosas,” dice.
“Está David Silva y en el pasado Xavi e Iniesta. Sin este tipo de jugadores el equipo no funciona. Pero creo que con el tiempo llega el reconocimiento. Algunas veces la gente necesita tiempo para verlo. Eventualmente gané el Balón de Oro y el premio de la UEFA al mejor jugador. Al final, la gente se da cuenta”, explica.
– Su futuro –
Modric tendrá casi 36 años cuando termine su contrato con el Real Madrid al final de esta temporada y todavía no sabe nada sobre una posible ampliación.
“A mi edad no haces grandes planes. Me queda una temporada y quiero dar todo para ganar algo. Sería fantástico terminar mi carrera en esta fantástica ciudad, pero no es decisión mía, sino del Real Madrid”, añade.
“No hay muchos jugadores que hayan terminado su carrera aquí, solo unos pocos, pero quiero jugar más años. Quiero demostrar que puedo jugar bien y si no es en Madrid, miraré otras opciones”, señala.