Llegó a Guatemala para jugar en Guastatoya en el 2016 sin hacer mucho ruido. Se pasó a los rojos en enero, también en silencio. Pero con el tiempo, su tenaz lucha y su capacidad para recuperar balones lo convirtieron en uno de los jugadores que más pasiones levantaba dentro de la afición escarlata. Su cese ha caído como un jarro de agua fría, pero él lo asume con tranquilidad.
“Es lo que hay” o “así es el futbol” son sus primeras respuestas en una entrevista en su casa después de conocer la noticia. Han pasado varias horas pero sigue sin dar crédito. Sabe que los jugadores son vistos como “un objeto, una cosa”, pero si juegas “todos los partidos y sales campeón es lo raro, lo extraño”, de que se adopte esa decisión.
A Mingorance, un centrocampista más conocido como Chicho -apodo que le pusieron por sus similitudes con el exjugador del Boca Juniors, el colombiano Mauricio Serna-, le gusta ir de frente y es eso lo que echa en cara: “Acepto que me rescindan, pero no puedo enterarme cuatro horas antes de irme a Argentina” de vacaciones.
Originario de Santa Fe, este joven de 27 años tenía contrato hasta diciembre próximo. Esta temporada con el Municipal le había ido bien: después de cinco años consecutivos sin levantar la copa -y aportando con todos los partidos jugados menos tres-, los rojos lograron ser campeones del Torneo de Clausura.
Pero cuando le llegaron los rumores y preguntó, le comunicaron que ya no contaban con él: “Me han dicho que necesitan un delantero extranjero, entonces sacan mi cupo como centrocampista”, que ocupará el guatemalteco Sergio Trujillo, suspendido durante dos años por estar involucrado en un escándalo de dopaje.
“A veces te da estos tumbos la vida, pero por algo pasan las cosas”, afirma convencido Chicho, que no cierra las puertas a nada ni a nadie y que aboga por ser “menos bueno”. Su experiencia así lo demuestra. Hacía 15 días que lo había llamado Antigua pero como tenía contrato rechazó al equipo colonial. Hablar de arrepentimientos es tarde.
Ahora tener tiene ofertas. También en el futbol guatemalteco, en Petapa, por ejemplo. Pero “con la cabeza en caliente” no quiere tomar decisiones, prefiere esperar, ir a su Argentina natal a descansar con su familia y estudiar todas las opciones, porque no solo es importante tener trabajo, sino “pasarla bien, tener buena calidad de vida y ser feliz”.
En Guatemala lo era. Se cumplían sus expectativas y aunque su futuro todavía es una incógnita hay algo que Chicho, seguidor del Barcelona y del Boca, tiene claro: “Nunca iría a Comunicaciones por respeto a la afición. Jamás iría”.
Respetuoso de su cese, que está avalado por el contrato que firmó en su momento, el argentino dice que es hora de que todos los jugadores en Guatemala apoyen a la Asociación de Futbolistas Guatemaltecos para mejorar las cláusulas de los contratos. Las opciones tienen que ser equiparables.
Y es que la situación del balompié guatemalteco está mal, o eso cree. Mejorar el nivel depende de que en la Federación exista “gente que sepa de futbol” y no políticos “que no tienen idea”, aunque estar suspendido por la Fifa no ayuda: “Es imposible crecer sino solucionan eso”.
Estos “detallitos”, que impiden jugar la Concachampions o competir a la Selección Nacional, unido a una falta de cantera, mella las aspiraciones de los deportistas: Todo se acaba convirtiendo en “una cadena”.
La Asociación de Futbolistas, recuerda, dijo en su momento que el futbol no podía estar peor en el país centroamericano y Chicho, un hombre con gran precisión en los pases para hacer una transición entre defensa y ataque, lo suscribe: “Es verdad, peor que esto no puede estar”, asegura tajante.
Solo hay que mirar el crecimiento que experimentan países vecinos como Costa Rica y Honduras: “Estar en Guatemala y ver que crece todo lo de alrededor y Guatemala en lugar de crecer, decrece”.
Es su opinión, pero su objetivo personal pasa por pensar más en su futuro, porque lo importante es “aprender de estos errores” para ser mejores, mirando siempre de reojo a su natal Argentina, a donde no descarta volver y donde ve que su selección “es imposible” que quede afuera de un Mundial.
Y menos con jugadores como Messi. Ahora con Jorge Sampaoli al frente, aunque creía que el elegido iba a ser Simeone, espera que se logre lo que algunos creen imposible: “Ojalá que la llegada le dé un plus, un extra a la selección (…). Ojalá que le vaya de la mejor manera”, concluye con un sentimiento argentino a flor de piel.
Mientras, este hombre, que jugó en el Sportivo Club Atlético Las Parejas, Club Belgrano Santa Isabel, entre otros, seguirá siendo fiel a su lema, como bien le recuerda una lámina que pende de su salón y que le regaló su padre: “No permitas que nadie robe tus sueños”.