Así lo ha dicho el psicólogo Juan Carlos Campillo, quien es el coordinador del Máster Coaching y Psicología Deportiva en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), donde aporta su experiencia de trabajo al lado de grandes figuras del deporte.
Campillo ha sido psicólogo en selecciones nacionales de diferentes deportes, con las que ha acudido a Campeonato del Mundo, de Europa y Juegos Olímpicos, y a nivel individual ha trabajado, entre otros, con la campeona olímpica y mundial española de bádminton Carolina Marín.
Aunque no puede desvelar algunos nombres, a nivel individual ha trabajado con futbolistas -también estuvo en el equipo de España en el Mundial de 2018- de tres de las selecciones semifinalistas del último Campeonato del Mundo: Argentina, Marruecos y Francia.
Por su experiencia con deportistas de alta competición sabe que los primeros sentimientos que se pasan por su cabeza al ganar un torneo como el Mundial son “una satisfacción, relajación y liberación”, y en ese momento, deben prestar atención “a la parte negativa” que puede llegar con ese triunfo: “la de no entrenar tanto como antes o no cuidarse al mismo nivel”.
No obstante, “eso no es algo que les pase a quienes son competidores natos en sus disciplinas” como Leo Messi, Fernando Alonso o Cristiano Ronaldo, “quienes han ganado todo o casi todo en sus respectivos deportes y lo han logrado porque tienen hambre, sed y ganas de ser los mejores, y después de ganar, vuelven a entrenar a tope porque quieren mantener esa línea”, ha señalado.
Esos “fuera de serie” tienen dos tipos de motivación la extrínseca, “que tiene que ver con factores externos, como el reconocimiento, el resultado o tener un título” y la intrínseca, “que es el placer de hacer lo que haces, disfrutar, querer superarte o alargar su estado máximo de forma”.
Leo Messi, “el Padre” del equipo
Para él, Leo Messi es un ejemplo de evolución en esos dos tipos de motivación, ya que ha pasado en los últimos tiempos “a motivarse en hacer que jueguen los demás, aportar al equipo, o que el equipo le respete y le vea como referente” y eso es lo que ha mostrado en el Mundial, cuando se ha comportado como “padre” de sus compañeros.
La familia, ha apuntado, es “muy importante y fundamental”, ya que “este tipo de deportistas necesitan un refugio que les dé tranquilidad, donde puedan ser ellos mismos, porque el resto del tiempo son personajes públicos”.
“El equilibrio familiar te permite gestionar esa presión de ser un personaje, un ídolo o un leyenda, y te permite ser una persona corriente”, ha detallado, pero en el momento en el practican su deporte “llevan ese concepto de familia al terreno de juego” como “se ha visto con Messi, que no ha actuado como un jugador más, sino como su padre”, ya que “eso es lo que necesitaban sus niños”.
El astro argentino, ha añadido, también ha mostrado en varias ocasiones que es una persona religiosa, y en este caso, “la fe puede ser un factor importante de motivación porque hace que el deportista conecte con el agradecer, tener una responsabilidad sobre aquello que ha conseguido” y “eso, a la vez le lleva a no relajarse”.
Necesidad de equilibrio personal
En cualquier caso, ha remarcado, los deportistas de ese nivel necesitan estar rodeados por “un buen equipo” que “les exijan y les ayuden” y en ese equipo debe haber “alguien que aporte equilibrio personal, que colabore en la gestión de emociones y del ego” porque “necesitan ser conscientes de que son muy buenos un día y muy malos al siguiente”.
También ha destacado la importancia de tener a una persona que les ayude a lograr un equilibrio personal, gestionar las emociones, el ego y a no creerse “muy malo un día y muy bueno al otro”.
Uno de los trabajos de esos profesionales, como él mismo lo ha hecho, es el de aconsejar a los deportistas en su paso del alto nivel a otro menor.
Así, ha detallado, Campillo, en general, cuando futbolistas o deportistas de alto nivel pasan de las mejores competiciones a otras de menos nivel “ellos lo ven como un paso atrás en su carrera” y “de hecho, la mayoría solo lo hacen cuando creen que no son capaces de competir en los mejores escenarios del mundo”.
Sin embargo, él les plantea que pueden “usar otras motivaciones para continuar en la élite”, más allá de si compiten a su mejor nivel o no, “como el seguir siendo un referente para la sociedad” y “eso sí que supone tener una responsabilidad que te obliga a hacer un esfuerzo y a mantener el ego y la humildad en su sitio”, ha concluido.