El 3-0 definitivo fue obra de Junya Ito en una jugada personal en tiempo de descuento.
Costa Rica exhibió la misma falta de ideas y de cohesión que había mostrado el viernes pasado cuando cayó 2-0 de visita ante Corea del Sur.
Al igual que en aquel partido, el primer fogueo desde el desteñido papel de los ticos en el Mundial de Rusia-2018, la velocidad del rival asiático resultó incontrolable para el equipo del técnico interino Rónald González.
La gira asiática puso en evidencia las dificultades que atraviesan los ticos para renovar su selección, después del brillante desempeño que tuvieron en Brasil-2014, cuando alcanzaron cuartos de final por primera vez en su historia.
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El cambio generacional se notó en Rusia-2018, cuando el equipo centroamericano desentonó con dos derrotas y un empate.
Así, su gira asiática se ha saldado con cinco goles en contra y ninguno anotado.
Ante los “Samurai Blue”, Costa Rica expuso nuevamente problemas para hilvanar jugadas, pese a que mostró más intensidad que contra Corea.
Velocidad nipona
La dinámica del partido estuvo marcada por la velocidad de los jugadores japoneses, como Shoya Nakajima y Yoki Kobayashi.
Nakajima fue un dolor de cabeza para la zaga costarricense y el más desequilibrante de Japón, que presentó un equipo joven con pocos hombres de la selección de la pasada Copa Mundial.
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En el lado de Costa Rica, dos remates desviados del juvenil Randall Leal y el lateral Oviedo fueron todo lo que ofreció “la Sele” en la primera parte del partido.
Leal, un debutante en selecciones mayores con experiencia en el fútbol belga, fue uno de los puntos más altos de Costa Rica.
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