Los imputados, quienes comenzarán a prestar declaración indagatoria desde el próximo día 31, son todos profesionales de la salud que asistieron a Maradona, fallecido el pasado 25 de noviembre.
Quienes serán indagados como imputados son los enfermeros Ricardo Omar Almirón y Dahiana Gisela Madrid; el coordinador de los enfermeros, Mariano Perroni; la médica que coordinaba la internación domiciliaria del exfutbolista, Nancy Forlini; el psicólogo Carlos Ángel Díaz; la psiquiatra Agustina Cosachov; y el neurocirujano Leopoldo Luque, señalado como el médico de cabecera de Maradona.
Los fiscales investigaban a estos profesionales bajo la hipótesis de un presunto homicidio culposo.
Pero finalmente decidieron imputarlos por presunto homicidio con dolo eventual, delito por el que se prevé penas de 8 a 25 años de prisión, luego de recibir a inicios de este mes el informe de la junta médica donde once peritos evaluaron las circunstancias de la muerte de “el Diez”.
Del informe, cuyo contenido fue difundido por medios locales, se concluye que el desempeño del equipo de salud que asistía a Maradona fue “inadecuado, deficiente y temerario” y abandonó “a la suerte el estado de salud del paciente”.
La autopsia al cuerpo del excapitán y exseleccionador de Argentina determinó que murió como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”.
También descubrieron en su corazón una “miocardiopatía dilatada”.
Maradona, de 60 años y que padecía problemas de adicción al alcohol, había sido ingresado en una clínica de La Plata el 2 de noviembre por un cuadro de anemia y deshidratación y un día después fue trasladado a un sanatorio de la localidad bonaerense de Olivos, donde poco después de llegar fue operado por un hematoma subdural en la cabeza.
El 11 de noviembre recibió el alta médica y se trasladó a una casa en un barrio privado de las afueras de Buenos Aires, donde falleció el 25 de noviembre.