Los de Frank de Boer hicieron los deberes ante su público en el estadio Johan Cruyff Arena de Ámsterdam en un partido poco vistoso y sin grandes sobresaltos, marcado por un ingenuo penalti de David Alaba en el minuto 10 de la primera parte.
En una mala noche para el nuevo fichaje del Real Madrid, el capitán austríaco pisó a Wenzel Dumfries en la línea del área y Memphis Depay no perdonó desde los once metros.
Con Ronald Koeman, entrenador del Barcelona y artífice de la clasificación de Holanda para la Eurocopa, en las gradas, Depay, que parece está a punto de oficializar su fichaje por el club azulgrana, pudo firmar el segundo en su cuenta personal al final de la primera mitad, pero no acertó a rematar a puerta vacía en una clamorosa ocasión.
Pero la estrella holandesa volvió a brillar en la segunda parte en un tanto con los mismos protagonistas que en el primero de los tulipanes: Alaba falló en un balón aéreo en el centro del campo, facilitando un contraataque de Depay, que sirvió a Dumfries para que este rematara a placer tras una profunda galopada en el minuto 67.
“Tengo pulmones de caballo”, había dicho antes del partido el lateral derecho del PSV Eindhoven, elegido mejor jugador del estreno de los neerlandeses con victoria por 3-2 contra Ucrania.
Austria, que no contaba con Marko Arnautovic, sancionado por la UEFA con un partido sin jugar por insultar a jugadores de Macedonia del Norte tras marcar gol en la primera jornada, había trasladado la presión a Países Bajos, favoritos del grupo.
Y los neerlandeses cumplieron, metiéndose en el bolsillo una clasificación por la vía rápida para octavos de final tras siete largos años sin comparecer en un gran torneo internacional.