El resultado permitió al seleccionador hacer debutar a jugadores que no lo habían hecho, extender su discurso de que todos los presentes son titulares y en cualquier momento pueden ser decisivos, pero uno de los jugadores en mejor forma de la selección, se quedó con las ganas de jugar.
Marcos Llorente acudió a la Eurocopa 2020 como lateral derecho. Lo provocó las lesiones de Dani Carvajal, el agotamiento físico de Jesús Navas, la falta de continuidad en un mal curso de Sergi Roberto. En la demarcación también probó Luis Enrique a Jonny en el pasado, que perdió todas sus opciones por una lesión de ligamentos de rodilla.
Las opciones fueron reduciéndose. Ganó peso el regreso tres años después de César Azpilicueta. Su jerarquía vendría bien tras prescindir del capitán Sergio Ramos en la defensa. Capitán del Chelsea, imagen del último campeón de Europa. Y Luis Enrique no dudó con Marcos Llorente. Ganaba un futbolista que se adapta a la perfección a varias demarcaciones. El centrocampista más goleador de la última Liga. Un portento físico con recorrido en banda y pegada cerca del área.
Lo presentó como lateral al ir nombrando los 24 jugadores citados. Lo defendió de forma incansable en cada rueda de prensa. Y hasta cuando a la selección le faltaba imaginación y jugadores que rompiesen líneas con facilidad, siguió empeñado en Marcos Llorente de lateral. A pesar de que en el Atlético de Madrid su paso por la demarcación fue esporádico y por las circunstancias.
“El seleccionador decide dónde pone a cada jugador y lo hace por el bien de la selección y del país. Yo estoy contento por jugar de lateral, no tengo problema, me he hecho a la idea de que voy a jugar ahí y cuanto menos energía perdamos en ese tema, será mejor para todos”, dijo con rotundidad tras el debut de España en la competición.
Marcos actuó de lateral ante Suecia, en un día que faltaron ideas y a él se le veía como ‘león enjaulado’ en la banda. Y repitió ante Polonia. Siempre derrochando coraje, exhibiendo físico, pero sin ayudar a solventar la sensación de que con poco ataque del rival, se generaba mucha sensación de peligro.
Luis Enrique también lo sintió e introdujo cambios en el partido decisivo. Eliminó el experimento de dos centrales zurdos y apostó por Azpilicueta de lateral. Tercer central en fase de salida de balón, eliminando con superioridad la presión con dos delanteros de Eslovaquia. Pero César tuvo además mayor determinación ofensiva en sus incorporaciones, dejó centros de peligro y llegadas a área rival.
Su actuación le hizo ganarse el puesto. Su entrada junto a Sergio Busquets aumentó la presencia de referentes en una selección que pecaba de juventud. Y ahora, para octavos de final, será difícil que Luis Enrique prescinda de Azpilicueta en el lateral. Tanto como buscar un hueco a Marcos Llorente en otra demarcación bajo el sistema 4-3-3.
Para ello tendría que sentar a Koke, capitán sin brazalete en la fase de grupos, o apostar por la figura de ‘falso nueve’ con Marcos Llorente, sentando a Álvaro Morata y adelantando en la carrera a otros jugadores que suelen ser apuestas de Luis Enrique cuando opta por esta opción, como Ferran Torres o Mikel Oyarzabal.
Es la difícil situación en la que queda para los partidos clave de la Eurocopa el futbolista por el que clamaba la afición. Pedían que regresase a su posición natural, que aportase más cerca del área rival, y ahora, ha pasado de ser indiscutible a verse sin espacio. Es una de las decisiones más difíciles del seleccionador español para el duelo ante Croacia.